aspectos. En su edición en Estados Unidos (The
Lucky Ones, Spiegel & Grau, 2017) Los
Afortunados fue vendido como una novela; la edición del Reino Unido (Faber
& Faber) fue comercializada como un libro de cuentos; la de Seix Barral en
español no se decanta por ninguna de las dos opciones. Para este servidor, es claramente un libro de cuentos que presenta la mirada de una
extranjera que podría ser considerada como local o nacional, sobre un
tema doloroso de la historia de Colombia: el
narcotráfico y la guerrilla.
vivió en Cali con su familia durante muchos años, fue al colegio en los 90 y
experimentó de primera mano la mayoría de aquello que relata, le da al libro un
tono más objetivo y distante que el puramente autobiográfico que tal vez cabría
esperar. Es mejor que sea así, pues el
libro gana en términos de ambición narrativa y alcanza momentos que una simple
crónica o autobiografía no podría lograr, máxime si se tiene en cuenta que
aborda una temática que para muchos resulta trillada y aburrida, y que ha sido tratada hasta la saciedad en Colombia en infinidad
de formatos. Lo curioso es que la autora
británica no se centra en esos clichés, sino que narra unas historias que
tienen ese trasfondo, pero centrándose en otros elementos.
…el libro gana en términos de ambición narrativa y alcanza momentos que una simple crónica o autobiografía no podría lograr, máxime si se tiene en cuenta que aborda una temática que para muchos resulta trillada y aburrida, y que ha sido tratada hasta la saciedad en Colombia en infinidad de formatos.
raro en ese campo extraño de la novela-de-relatos (raro porque en este caso
muchos arcos narrativos o vidas no se resuelven o quedan en el misterio y en la
imaginación de los lectores), va saltando en el tiempo y mostrándonos la
evolución de un grupo de niñas de la alta sociedad de Cali en los años 90
(época del apogeo del narcotráfico y la corrupción en la sociedad colombiana),
cuyas vidas son marcadas y transformadas (así ellas no lo sepan o entiendan)
por los negocios o amistades de sus acaudalados progenitores. Este trasfondo
nos da historias como la de “M & M”, donde un niño humilde y becado en el colegio privado internacional,
termina siendo un comandante guerrillero que no puede olvidar un episodio de bullying tipo Carrie contra una niña que lo
quería. O “El pájaro-cosa”, donde una empleada doméstica es atormentada
por la presencia oscura y fantasmal de una criatura que podría ser una
manifestación de sus remordimientos de errores cometidos en el pasado. En “Pie
de limón”, un profesor estadounidense que daba clases en el colegio de las
protagonistas trata de mantener la cordura por todos los medios a su alcance
mientras sufre como secuestrado en plena selva. “Los turistas”, donde una fiesta
en la finca de un pez gordo del negocio de la droga es acechada por una fuerza
casi sobrenatural que quizás sean paramilitares, quizá la guerrilla, o alguna
otra cosa portadora de un horror inminente. “Conejito Junkie” (inspirado en los
cuentos de Kafka y en “El policía de
las ratas” de Roberto Bolaño), donde
unos conejos olvidados en la finca de un capo luego de una matanza empiezan a
alimentarse a base de hojas de coca y el resultado es bastante peculiar. Estas
historias a veces entrecruzan sus caminos, en ocasiones de forma directa y
otras tangencialmente, centrándose en el elemento humano, en la evolución del
personaje más que en el tema de la guerra o el narcotráfico o el por qué
sucedía o sucedió uno u otro hecho histórico. Esos análisis (aburridos y ya
conocidos) no competen a estas narraciones; algunas con más fuerza y mejor
logradas que otras, es cierto, pero todas variando en tono, estilo y enfoque,
lo que brinda al conjunto una frescura a la hora de sumergirse en ella.
violencia ciega o desalmada del mundo de la droga, así como del lenguaje de los
sicarios y de los traficantes. Lo que le importa y preocupa a Pachico no es
retratar eso (que, de nuevo, ya todos lamentablemente conocemos), sino narrar
la incomprensión de las protagonistas del mundo en que nacieron y les tocó
vivir y la manera como sus futuras personas serán afectadas y transformadas por
ese hecho. En muchos de los cuentos hay un
terror que subyace, del cual en ocasiones podemos vislumbrar atisbos, pero
muchas veces permanece bajo la superficie. Ese terror, cuando sube a la
superficie y asoma su rostro, trastoca la realidad –la de los personajes al
igual que la de los lectores– de muchas y dolorosas maneras. Como dice la voz
de la conciencia de un personaje en “El pájaro-cosa”: “Si no tienes cuidado,
los recuerdos que tú crees que has olvidado te encuentran y te espantan hasta
que ya no sabes quién eres, hasta que no sabes dónde empiezas y dónde acabas.
Eso es lo que puede hacerte un recuerdo que intentas evitar: te traga hasta que
ya no queda nada, hasta que desapareces en el aire, te vas, te esfumas”.
cuentos: “Suerte”, “Los Turistas”, “Conejito Junkie”, “El pájaro-cosa”, “Más
allá de la torta”.
que tuvo con Melba Escobar en el
marco del Festival Oiga Mire Lea de Cali, la escritora (nacida en Cambridge en 1985),
afirmó que para ella Los Afortunados era
un rompecabezas y un libro sobre la infancia. Los que quieran adentrarse en él,
serán recibidos con una prosa cuidada, donde no es reconocible la extranjería
de la autora (no se nota que haya sido un libro escrito originalmente en inglés
y luego traducido al español por otra persona) y en donde en más de una
oportunidad serán sorprendidos por los giros que van tomando estas vidas e
historias.
Los Afortunados carece –y es muy bueno– de la violencia ciega o desalmada del mundo de la droga, así como del lenguaje de los sicarios y de los traficantes. Lo que le importa y preocupa a Pachico no es retratar eso (…) sino narrar la incomprensión de las protagonistas del mundo en que nacieron y les tocó vivir y la manera como sus futuras personas serán afectadas y transformadas por ese hecho.
colombiano, autor del libro de cuentos de terror Otra Luz (2017) y colaborador literario en Libros & Letras.