Rincón del poeta

Canto al buen salvaje

Por: Ramiro Lagos

El indio de la conquista,

cual buen salvaje, levanta

su penacho oscurecido

pero con el alma blanca.

El indio no fue tan indio

como mi rima lo canta:

fue un astrónomo y artista

en el reino de los mayas.

El buen salvaje le abrió

cósmicas huellas a Nasca,

dejándole el cielo abierto

a futuros astronautas.

El buen salvaje sin serlo,

las pirámides levanta,

con los templos y los puentes,

y el salvajismo se acaba.

El buen salvaje luchó

contra la cruz y la espada

de la sangrienta conquista

salvajemente con manchas.

Mi verso llega a su punto

y mi rima lo recalca

entre la leyenda negra,

entre la leyenda blanca.

Y ha de verse torturado

el indio y su voz se apaga.

Y el buen salvaje se ve

luchando entre parca y parca

y la leyenda ya es negra

y es ya roja cuando sangra

entre Cortés y Pizarro,

que al indígena masacra.

Salvajemente por oro

Salvajemente por plata

El buen salvaje vio luz

en Jiménez de Quesada

al llevarle a Bogotá

destellos de Salamanca.

El buen salvaje llegó

a ser renombrado. Francia

lo humaniza al evocarlo

y en su humanismo lo enmarca

Mi verso de ritmo bravo

se pronuncia en sus estancias:

que el buen salvaje fue un indio

no tan salvaje en las páginas

de la historia verdadera

del cronista que la narra,

marcando sus huellas épicas,

y su imagen se agiganta

arriba de sus pirámidescara al sol de las Españas.


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