Juliana Osorio
Además de ser un excelente actor de las pantallas chica y grande, se ha destacado con sus caricaturas sociales y políticas en El Espectador.
Todos los días lucho por ser un buen caricaturista
– ¿Qué dibujaba cuando niño?
– Hmm… Puros monachitos como los de cualquier niño, rayaba mucho las paredes.
– ¿Sus papás lo castigaban cuando rayaba las paredes con esos “monachitos”?
– ¡Claro! ¡Yo rayaba las paredes a la lata! Y por eso me castigaban.
– ¿En lugar de hacer las tareas, hacía más dibujos que las tablas de multiplicar?
– No. Yo rayaba más las paredes. Ya en el colegio, cuando estaba en bachillerato, lo que hacía era dibujar a los profesores.
– ¿Copiaba los dibujos de las historietas?
– Miraba muchas historietas, muchas, de verdad muchas, me encantaban, pero no, no copiaba, nunca he copiado, ni aún a estas alturas me gusta copiar.
– ¿Cuáles historietas fueron sus preferidas?
– Casi todas, como por ejemplo Condorito, Carandú, Kaliman, Tarzán, todas las que salían en los periódicos dominicales y en los diarios, como El Mago Hedor; después encontré a Quino y a Fontanarrosa y ahí la cosa me cambió, la perspectiva me cambio completamente.
– ¿Cuando adolescente le hacía las tareas de dibujo a sus compañeros?
– Si y a mis hermanos.
– ¿Cobraba por hacerle las tareas?
– No, nunca lo hice.
– ¿Con sus dibujos se burlaba a veces de sus profesores o sus condiscípulos?
– Si, especialmente me gozaba haciéndole dibujos al profesor de matemáticas.
– ¿A qué edad pensó que podía llegar a ser un buen humorista gráfico?
– Todos los días lucho por serlo.
– ¿En qué medio publicó sus primeros «monos»?
– En el periódico de Envigado que se llamaba Señorial… ¡Ah, no! Ahora que recuerdo, mis primeros dibujos fueron en El Humanista del Inem donde estudié; allí dejé mis primeros muñequitos y luego sí fueron publicasdos en el pueblo, allá en Enviiado. Más tarde aparecieron en El Mundo de Medellín.
– ¿Recuerda especialmente algunos de esos “muñequitos”?
– Todos me han dejado recuerdos especiales y me emocionaba mucho cuando los veía publicados, eso era muy especial para mi.
– ¿Qué temas abordó en esos años cuando empezó a dibujar en serio y en serie?
– Cuando empecé estaba ese mundo del narcotráfico, la política, el gobierno de Gaviria, fueron los primeros que me dediqué a dibujar y lo hice con gusto.
– ¿Viendo los años actuales ha sentido de alguna forma el peso de la censura?
– Hmmm…la verdad es que no me he dado cuenta.
– ¿Usted mismo se ha autocensurado en alguna ocasión? ¿Por qué?
– Sí, claro que me he autocensurado, porque quiero seguir viviendo.
– ¿Qué hace cuando no llega la musa de la inspiración?
– Me doy una vuelta, cambio de ambiente.
– ¿Se siente igual de bien en la actuación que frente a una página en blanco?
– Sí. Lo que pasa es que en la actuación uno está con el cuerpo entero y en la caricatura uno está pendiente de lo que haga la mano y el cerebro.
– ¿Por qué el mote de Picho y Pucho y a veces Argonayerbe?
– Porque Picho y Pucho no se… y ahora es que estoy trabajando con otros dos humoristas que son Pucheros y Argonayerbe porque me gusta mucho lo que escriben, entonces disidí trabajar con ellos porque no me las se todas, no las tengo todas y también tengo mucha carga de trabajo por el lado de la actuación entonces… y porque me gusta dibujar mucho, buenas ideas y ellos son muy buenos, tienen muy buenas ideas, son excelentes creativos.
– ¿A qué humoristas gráficos internacionales admira especialmente?
– El que más me gusta a mi es Fontanarrosa, porque conjuga todo, humor e inteligencia; me encanta.
– ¿Dejaría la actuación para dedicarse a ser caricaturista?
– No