Por: Jorge Consuegra/ Tomado de El Espectador/ Bogotá.
Paco Muro estuvo en Colombia hablando de sus libros y de cómo ser un buen empresario.
Aunque el analista español busca mejorar la conducta de directivos y empleados, dice que el libro que más lo emociona fue el que escribió de literatura fantástica infantil-juvenil.
– ¿Cómo surgió la idea de publicar un libro como ‘El pez que no quiso evolucionar’?
– De casualidad. Solía colaborar con el principal diario económico de España con algunas historias y fábulas empresariales y un día me propusieron y animaron a publicarlas en un libro. Lo hice convencido de que sería algo para regalar a los clientes y mi sorpresa fue que se convirtió en un best-seller traducido incluso al chino.
– Por qué creemos tercamente, siendo profesionales, que ya lo sabemos todo y no queremos seguir evolucionando?
– Evolucionar no es una opción en el mundo profesional actual, es una obligación. Cuesta porque uno mismo es muy reacio al cambio.
– ¿Ese libro va dirigido a todo tipo de empleados?
– En este libro cada persona encuentra su mensaje, porque hay casos y frases con las que se puede sentir identificada. Como dijo el presidente de Heineken, que hizo el prólogo de la primera edición: “Este libro demuestra que no hacen falta 400 páginas para tener un buen puñado de ideas y reflexiones potentes”.
– ¿Y para qué personas es el libro El arte de la imprudencia profesional?
– Para cualquier profesional que tenga inquietudes y busque respuestas. Y muy especialmente para todos los que dirigen personas y empresas, que verán multitud de situaciones e ideas reconocibles que espero les sean útiles.
– ¿Ser imprudente también significa un tanto de inmadurez en el oficio?
– Pues puede ser, pero también viene de inmadurez personal o de inmadurez directiva. La experiencia convertida en aprendizaje continuo se convierte en talento, ayuda a crecer y madurar. La experiencia sin más es sólo antigüedad.
– ¿A qué edad empezaron a aparecer los libros en su vida?
– En 1987, cuando trabajaba en una empresa que tenía unas modernas computadoras, una compañera escribió una frase, algo como “Era una oscura y lúgubre noche y en el bosque…”, no pudo escribir más porque la llamaron. Aquella frase quedó centelleando en la pantalla, no pude resistir la tentación de continuarla y para mi sorpresa el texto cobró vida, aparecieron personajes, una trama y salió mi primer cuento. Ahí apareció la escritura en mí.
– Antes de su mundo empresarial, ¿hubo otros temas que lo cautivaron?
– Siempre me gustó eso de formar y ayudar a otros a mejorar, y finalmente pude juntar la vocación con el negocio. Hace 20 años fundé mi empresa, Otto Walter, y ya no hay sacrificio en el trabajo: ¡Todo es diversión!
– ¿Qué es lo más complicado del mundo profesional?
– Ser profesional. Esto es, estar a la altura de lo que los demás necesitan y esperan de uno. Ya seas jefe o empleado, la profesionalidad implica hacer lo correcto, todas las veces y a la altura de lo esperado. Esto que es tan fácil de decir resulta muy difícil de hacer, y aún más difícil de ver.
– ¿A qué es lo que más temen los profesionales en su desarrollo?
– A admitir que necesitan mejorar. Los profesionales evitan afrontar la faceta profesional, la del trato con otros, la de dirigir personas y vender, hay que aprenderla después, cuando uno ya tiene experiencia para entender las mil y una complicaciones que hay entre la teoría que uno aprendió y la realidad del día a día.
– ¿Ha publicado libros con temas diferentes?
– El libro que más me emociona es el que surgió de aquel primer cuento, que acabó siendo un libro de literatura fantástica infantil-juvenil, se llama En busca del reloj de arena y sólo se encuentra en versión digital. Con él descubrí que podía plasmar en palabras ideas para entretener e inspirar a otros. Quizá sin esa primera historia no hubieran nacido después los otros “cuentos empresariales”.