Marianne Ponsford, Luz Mary Giraldo y el argentino Pablo Di Marco fueron los jurados en la nueva edición de la Bienal de Novela “Tierra de Promisión” de Neiva, Colombia.
Ya Di Marco dio sus apreciaciones y ahora las da Luz Mary Giraldo:
– ¿Hubo un tema predominante en las novelas leídas?
– Fueron diversas las temáticas, precisamente por ser una convocatoria internacional. Esto permite una perspectiva más amplia, en la que se ven temáticas de diversa índole: algunas de ciencia ficción, de realismo sucio, de pobreza y prostitución, de crisis de individuos en ciudades más contemporáneas, de sociedades y culturas escindidas, identidades fragmentadas donde las sensación de fracaso e impotencia resulta una condición común. Pero no puedo decir que hubo un tema predominante.
– ¿Ya va quedando atrás el tema del sicariato, el narcotráfico y la violencia?
– Sicariato y narcotráfico quedan atrás. Sin embargo, se perciben algunas novelas que supongo son de autores colombianos, en las que aún inquietan los efectos de la violencia partidista y de la toma del palacio de justicia, por ejemplo. También fue notoria en unas novelas la preocupación por temáticas ancestrales y antropológicas, y ocasionalmente algo de ciencia ficción, en varios casos tendencias muy rurales y de tipos sociales muy próximos al siglo XIX, lo que muestra anacronismo no como propuesta literaria sino como concepción de novela, quizás por falta en los autores de lectura de obras actuales, de saber qué es lo que narrativamente se ha escrito y está escribiéndose en otras partes del mundo. Eso hizo a veces difícil el trabajo de los jurados. Fueron como cuatro meses de lectura de diversas calidades y temáticas, en las que lo más actual y mejor elaborado sugestiva narrativamente hablando pudo apelarnos.
– ¿Se nota que hay nuevas propuestas en esta Bienal de Novela?
– Desde mi punto de vista no leí propuestas novedosas. Hay novelas densas muy bien escritas pero a mi juicio no son obras memorables. Me hice varias veces la pregunta sobre cuál de ellas puede permanecer en el tiempo.
– ¿Cuál es el tema central de Vidas posibles de Jacobo Cardona?
– Crisis de identidad y de familia. Los críticos académicos dirían, siguiendo a Severo Sarduy, que es una novela de simulación y travestimo. Su agilidad narrativa atrapa de comienzo a final y debate un conflicto de identidad familiar, social y sexual. El lector se interesa por saber qué va a resultar y a pasar le al personaje ambiguo a través del cual se elabora la trama narrativa y la estructura fragmentada que se elabora en un crescendo, lo que genera ese carácter expectante en el que poco a poco y de manera sencilla, sin grandes sobresaltos ni experimentos formales, lo que contrasta con la complejidad del mundo a que hace referencia: ambientes referidos a la ciudad, a la vida familiar, a la educación y determinada cultura y sociedad, a la sexualidad, en fin, determinados valores que llevan a la soledad, el fracaso y la recriminación. Debatiéndose entre la ironía y el sinsentido, todo parece patas arriba, y pone el dedo en la llaga de la moral normativa.
– ¿Qué novelas finalistas valen la pena ser editadas?
– Yo diría que cualquiera de ellas merece su publicación, algunas con revisión editorial. Son tres novelas diferentes: una es una suerte de radiografía de un día vacío en un ámbito similar al encierro; otra rinde tributo a la memoria histórica; y otra se ocupa del día a día en un ambiente cubano donde la vida sucede entre rutinas y dificultades.