Eduardo Heilbron
La extinción del otoño.
¿Dónde quedó
la brisa helada
que anunciaba
la senescencia?
Ahora
a las hojarascas
las pisoteamos
Los huesos ya no crujen.
Los dientes no castañean.
Ahora
todo se volvió pastoso
arenoso
con sed-
Hasta mi cama,
que sigue estando fría,
que me sigue
dando noches largas y crueles,
bañada en transpiración.
Observo con desilusión,
como los humanos presenciamos
otra extinción.
La extinción del otoño.
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