Cumulonimbos
Miro a la señora gorda
que dibujan los cumulonimbos;
Lleva en la cima
rosas de algodón y
un arcoíris en la cintura.
A veces de una cesta
saca un ramo de nubes,
y cuando va a dármelo,
el viento la desfigura.
Una vez me asechó una tormenta,
que voló las aspas del molino;
Los arboles quedaron desnudos,
y el río cubrió el césped
con su agua turbulenta.
Yo corrí tras el refugio
que no podía encontrar.
La tormenta apareció
con su torso gigante,
Y cuando estuvo a punto
de llevarme,
vino el viento y la desvió,
lanzándola al mar
como una vara flameante.
Un día comprendí
que las nubes no exageran.
La naturaleza es un ramo de rosas
o un ciclón ardiendo en fuego.
María E. Fernández F.
Venezuela
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