Ernest Hemingway
Germán Villamizar
Ayer enterró su perro negro.
De noche, otro rastro tras las hojas.
Desgarraba la luna entre los ojos
y aullidos de sombras en la lengua.
Cuando duerma y sueñe con su dueño
recorrerá un sendero de pasos imposibles
o husmeará una corona trenzada con los miedos.
Ignoro si el hombre también sueña,
perdido con la muerte entre los ojos.
Este hollín de cuerpo que se estira
esta feria de carne que adelgaza la mañana
este frío pegajoso de la piel entre los árboles
esta ola de espuma rezumante en muchas manos
este aire de huesos que atenaza las narices
esta fiebre de espirales y metales
esta sombra y estos pasos
esta espera y estos pasos
esta furia y estos pasos
que atormentan nuestros pasos
en la noche que gira sin cansarse
y enciende en el vientre los recodos
funden un ridículo compás de grito y hombre.
Y en esta espera de metales dislocados
en esta árida gruta de espirales
en esta feria de rojos ademanes
sin huellas sin recodos sin caminos,
no sé por qué guardo entre los pasos
la absurda esperanza de encontrarme.