El caso Mondiú

Por: Luis Fernando García Núñez

Esta novela policíaca subraya el desarrollo que ha tenido este género literario en Colombia. Pocos podrían dar testimonio del crecimiento de estas novelas, hasta el punto que el profesor Hubert Pöppel publicó en el 2001, en la Editorial de la Universidad de Antioquia, un amplio estudio que tituló La novela policíaca en Colombia, en el que, en el capítulo “Gonzalo España y las perspectivas de la novela policíaca en Colombia”, destaca la obra de este autor y dice que él “utiliza el género negro como vehículo para una reflexión profunda sobre el estado de las cosas en su país y sobre su identidad”. 
En El caso Mondiú, un libro no exento de humor, pero revelador de la “condición machista” de los colombianos, se teje una historia en la que los personajes se hacen vitales por la esencia de sus íntimas preocupaciones. El mundo de los abogados y de los jueces es revelado aquí en forma teatral. Protagonistas y antagonistas se suceden en un drama que devela la condición humana, los intereses que imperan en el mundo real y las circunstancias, un tanto macabras y cómicas que se suceden, en las que el machismo desborda todos los valores que ha creado la sociedad, la de Alcandora, esa ciudad que tanto nos recuerda a Barrancabermeja: “Las calles sucias y abochornadas del puerto, los pestilentes mechones de la refinería que a toda hora aplastaban las cabezas de los pobladores, las pobres y destartaladas barriadas, todo el feo conjunto de un lugar concebido a contrapelo de lo más esencial de la vida, continuaba allí, seguía siendo triste, seguía dando miedo entrar y mirar”. 
Y es allí donde la historia cobra fuerza. Los designios ilimitados del amor, del odio, del miedo, de la vergüenza, de la amistad, van tejiendo una ficción que poco a poco nos lleva a la fatalidad, a la muerte, al miedo. No otra cosa sucede con los directivos de la refinería y un pobre jardinero, José Bonifacio, que suple, con especial encanto, las necesidades sexuales de las mujeres de esos todopoderosos hombres que dejan a un lado a sus esposas, pero exigen una fidelidad que ellos ayudan a destruir. Pero no sólo es la revelación de esa común circunstancia, sino la forma como estos jefes asumen la justicia, la divina y la humana, y sus relaciones con el mundo que los rodea. 
Algunos personajes, Salomón Ventura y Liz, su mujer, el inspector Mondragón, el abogado Cristófor, “Cadavro”, Albarracín Lucas y su hijo, se transforman en una red que el autor construye en un entramado de traiciones, de injusticias, de desenfrenos, de valor, que al final nos ayudan a ‘dimensionar’ los caminos que el ser humano intenta seguir para encontrar la felicidad. Un buen libro en el casi desconocido, pero importante, campo de la literatura negra colombiana.

Sobre el autor: Luis Fernando García Núñez
Periodista y profesor de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá.

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