Reseña de Jakob von Gunten del escritor suizo Robert Walser (1878- 1956)
Por: Juan S. Lima*
“Pero de algo estoy seguro: el día de mañana seré un encantador cero a la izquierda, redondo como una bola.”
En el mundo moderno el fracaso es la condena que le espera a quien no logra saciar su sed de grandes ambiciones. Somos jueces implacables a la hora de señalar la promesa que no fue, el gran amor no llevado a cabo, el discurso no aplaudido, el ascenso no obtenido.
Se culpa a las personas que fracasan con cualidades no muy elogiosas: inútiles, torpes, desgraciados, poco astutos, pobres que no están en una mejor situación porque no lo han querido. ¿No se ha puesto a pensar en que para fallar se necesita no solo de cierta destreza, sino también de cierta elegancia?
En estos tiempos de vertiginosa competencia es elegante, valiente y diestro quien, a la manera de Jakob von Gunten, se burla de todo, sale a dar un paseo y proclama su amor por lo pequeño. Es la grandeza de lo mínimo. El arte de ser un cero a la izquierda.
Robert Walser, el importante, pero a la vez olvidado escritor suizo, admirado por escritores de la talla de Franz Kafka, Hermann Hesse, Robert Müsil, Walter Benjamin, entre otros, publica su Jakob von Gunten en 1909, en lo que será el inicio de un siglo convulso. En 126 páginas y algunas noches, el protagonista, homónimo, un pequeñoburgués venido a menos por convicción propia, lo acompañará en un paseo al interior de la más heroica de las intenciones, negarse a sí mismo en una sociedad mercantilista y utilitaria: hacer, obtener, merecer, destacar, deber, servir.
Él lo ayudará a recordar que hay belleza en lo cotidiano, en la naturaleza, en las pocas tristes calles de una ciudad. En esta lectura no tenemos que desempeñar ningún papel, ni tener responsabilidad alguna con nadie. Acaso sea esto último el sabor de la libertad. En todo caso, una libertad refrescante.
Jakob es un personaje complejo. Walser lo construye de forma no idealista, mesiánica o elevada, sino más bien humana, quizás demasiado humana. Sus actuaciones van desde la ingenuidad hasta la arrogancia, desde lo trascendental hasta lo banal, desde una posición crítica frente al sistema de valores de su época hasta el exilio en el silencio. Dice una canción de los Beatles: “Isn’t he a bit like you and me?”
Con una sensación como de lluvia de cenizas en el exterior, nuestro nowhere man reflexionará ruidosa e irónicamente cerca de su oído para intentar convencerlo de lo viciados que están los valores en la sociedad (la de antaño y la actual), como un ángel maligno posado en el flanco izquierdo de la razón, de la cordura en todo caso, enunciando las palabras precisas para atribular al espíritu, para hacerlo despertar y volverlo sensible a la decadencia. J.M. Coetzee en Mecanismos internos (2007), en un elogioso ensayo que le dedica a Robert Walser, dirá que la mejor palabra que define a Jakob von Gunten es ‘diablillo’. Advierte Coetzee: “Un diablillo es un duende travieso; pero también un diablo de menor categoría”.
Y sí, es un diablo de menor cuantía. Siendo fiel a la naturaleza de su autor, de su creador, Jakob no se dará mucha importancia, no es el héroe que captará los aplausos convencidos de sus lectores, ni puede que tampoco se convierta en un arquetipo de la virtud, pero sí que dejará huellas hondasen su interior, como pasos firmes en la nieve, si se deja llevar, si se descuida.
Si siente un deseo por detenerse, si ambiciona alejarse un rato de la vertiginosidad con que el mundo cuenta sus días, si se quiere olvidar de un contexto social que le añade cada vez más peso a su existencia, más ítems por cumplir; si en sus entrañas habita la esperanza de recobrar la humanidad que, tal vez, hemos perdido conforme la tecnología avanza y la ternura desacelera, usted deberá salir de paseo con Jakob von Gunten. Porque, además, ¿qué experiencia es más humana y liberadora que la de salir de paseo por ahí, distanciarse del mundo y, elegantemente, ser un cero a la izquierda?