Apuntes de d.j.a.

Esto no es una novela de David Markson (1927-2010).- En Gozar Leyendo # 4 hablé de La soledad del lector (La Bestia Equilátera), primer volumen de la serie de cuatro que publicó Markson con el mismo formato. El segundo es Esto no es una novela (también editado por La Bestia Equilátera). Aquí es más o menos lo mismo, pero distinto, para demostrar la distintez de lo igual. En el leitmotiv se refiere a las causas de muerte de grandes artistas. También a sus características físicas. Hay, como en el anterior, una no-historia que Markson delibera a lo largo de sus 214 páginas, una no-historia sin argumentos y sin personajes. Mientras tanto, bienvenidas las citas y los chismes sobre todo de escritores, músicos y pintores. 

Frases de Esto no es una novela de David Markson:

¿Qué hora era cuarenta y cinco minutos antes del comienzo del tiempo?
Calderón de la Barca una vez fue arrestado por acosar monjas.
Si es arte no es para todos, y si es para todos no es arte. Dijo Schoenberg.
Rousseau estaba categóricamente convencido de la existencia de los vampiros.
En una de sus reencarnaciones, Pitágoras fue pescado. Y en otra pájaro. Dijo él.
Una bendición. Dijo Elizabeth Barrett Browning del opio.
La palabra gueto originalmente significaba fundición. Hasta que los judíos de Venecia fueron forzados a vivir en una isla donde anteriormente había habido una.
Al menos dos personas se ahogaron en el Sena por la aglomeración camino al funeral de Victor Hugo.
La cumbre del absurdo en la postulación del sinsentido puro, o en el enhebrado de insensatas y extravagantes cantidades de palabras, antes solo registradas en manicomios, fue alcanzada por Hegel. Dijo Schopenhauer.
En 1817 los censores papales se negaron a permitir que la protagonista de la ópera Cenicienta de Rossini mostrara su pie desnudo. El libreto tuvo que ser reescrito sin el zapatito de cristal.
El hebreo de Éxodo 34:29-30 traducido literalmente dice que después de que Moisés bajara del Sinaí por segunda vez, la piel de su rostro despedía rayos, queriendo decir que resplandecía. Un error de traducción de la Vulgata decía que tenía cuernos. Ergo Miguel Ángel, etcétera.
Presunción de Karl Barth: que aunque tal vez los ángeles solo toquen Bach cuando alaban a Dios, entre ellos tocan Mozart.
¿Y de qué sirve un libro, pensó Alicia, sin dibujos ni diálogos? 
¡YO soy real!, dijo Alicia, y rompió a llorar.
La más grande poeta lesbiana desde Safo, llamó Auden a Rilke.
Schubert nunca pudo comprarse un piano.
El simplón de Wordsworth y su poesía pueril, lo y la llamó Byron.
Nietzsche, sobre George Sand: una vaca que escribe.
Un amable hombre de principios, llamó Pablo Neruda a Stalin. Un santo y un mártir, llamó Ezra Pound a Hitler.
Jean Genet fue informante pago de los nazis, en la Segunda Guerra Mundial.
No hay nadie tan tonto como para elogiar el Don Quijote. Dijo Lope de Vega.
Por lejos, los dos mejores estilistas que alguna vez hayan escrito en alemán fueron Heine y Nietzsche. Dijo Nietzsche.
Todos los poetas están locos, corroboró Robert Burton.
El más grande genio de nuestro siglo, llamó Goethe a Byron. El más grande genio de nuestro siglo, llamó Byron a Goethe.
Rudolph Kreutzer nunca interpretó la sonata Kreutzer.
Teofrasto declaró que el sonido de la flauta podía curar la ciática. Para no hablar de la epilepsia.
No puedo soportar leer una línea de poesía; he tratado últimamente de leer a Shakespeare, pero lo encontré tan intolerablemente soso que me asqueó. Dice la Autobiografía de Darwin.
Mi cocinero sabe más de contrapunto, dijo Handel la primera vez que escuchó a Gluck.
Medio chiflada. La primera evaluación de Thomas Wentworth Higginson respecto de Emily Dickinson.

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