Por: Lorenzo A. Soto Helguera / http://revistababar.com
La antropóloga Margaret Mead decía que los jóvenes son el termómetro de los cambios sociales, al empaparse de todo lo nuevo de cada época (Cultura y compromiso, 1970). Quizá por eso es bueno seguir de cerca a los booktubers, uno de esos fenómenos que la red ofrece cada cierto tiempo a nivel mundial. Su actividad consiste básicamente en compartir opiniones sobre libros, cómics, videojuegos, películas…; a través de clips realizados en casa. Ellos, y especialmente ellas, confirman que Youtube, tras diez años con las puertas abiertas de par en par, se ha convertido en la principal fuente de ocio para los adolescentes, superando incluso a la televisión, tanto a un lado como al otro de la cámara.
Es fantástico descubrir que cada vez más chicos y chicas unen sus principales pasiones, como leer, ver películas, jugar con la videoconsola o escuchar música, y se atreven a hablar de ello públicamente, en una edad que muchas veces cuesta mostrar sentimientos y aficiones ante sus propios congéneres.
Convertirse en booktuber exige de unos conocimientos tecnológicos (no es solo hablar y grabar, es editar, dotar de atractivo el propio perfil en el que se insertarán todos los videos, etc.) Y, por supuesto, de un mínimo bagaje lector que permita opinar con cierto criterio sobre las historias que más (o menos) les han gustado en las últimas semanas.
Pero lo que sorprende realmente es la forma en que elaboran las reseñas y reflexiones. Con un lenguaje directo y sencillo, por momentos incluso humorístico (hablo en general, hay millones a ambos lados del Atlántico), y plagado de, para muchos, extrañas palabras.
A pesar de la riqueza de la lengua castellana, la segunda más hablada del mundo, y cuyo léxico contiene cerca de 90.000 vocablos, los adolescentes han acuñado un idioma propio, basado principalmente en locuciones anglosajonas, que utilizan a modo de coletillas en sus opiniones literarias.
Hasta a algún político le escuché decir recientemente que el reto pendiente del español era conquistar la red. El universo MOOC, en sí mismo otro acrónimo inglés (Massive Open Online Course) y cuyo consumo ha aumentado notablemente, también aparece poblado de términos anglosajones. Una de las palabras más buscadas de 2014 fue selfie (se consideró como la expresión más popular de este año). La RAE ya se ha pronunciado pidiendo que evitemos en la medida de lo posible usar esos anglicismos cuando tienen una equivalencia…
No es ni malo ni bueno. Tampoco nada nuevo. Cuando era adolescente las primeras series de televisión norteamericanas que llegaron a las cadenas privadas pusieron de moda cosas tan absurdas como sentarse en los bancos públicos apoyando los pies en la zona destinada al trasero y el trasero en la zona destinada al cuello. Tras los centros comerciales, Halloween y el café para llevar, estaba claro que la globalización seguiría su curso en todos los terrenos. Umberto Eco ya avisó del que él consideraba gran peligro: la megalengua común.
Por si acaso, independientemente de que estemos de acuerdo o no, de que nos guste más o menos, y centrándonos de forma especial en la interesante realidad booktubera, todo un test para conocer los nuevos eslabones surgidos en la cadena escritura-lectura, así como en los contenidos que pueblan las diferentes redes sociales tejidas en torno a las historias que consumimos, es recomendable conocer la retahíla de anglicismos, acrónimos y palabras híbridas más utilizadas para no andar perdidos.
A continuación os presento una pequeña muestra de esta terminología, recopilada a partir de la experiencia diaria durante más de quince años junto al colectivo que, confirmo, más rápido adapta las innovaciones sociales: los jóvenes. Ver: http://bit.ly/1FBPbpx