Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Cuatro autores de la región se reunieron en la primera de dos mesas del ciclo “Nombrar a Centroamérica”, para reflexionar sobre la situación política, social y literaria de sus respectivos países
Alguna vez, al tratar de describir a Centroamérica, el nicaragüense Sergio Ramírez dijo que la región, junto con Panamá, “es un espejo roto que alguna vez estuvo unido”. Tratando de seguir con el ejercicio, el también nicaragüense Ulises Juárez, señaló que una de las cosas que distinguen a esta parte del continente es “la anormalidad, que es una cosa de todos los días y un caldo de cultivo para las historias”. Juárez moderó la primera de las mesas de la segunda edición del ciclo Nombrar a Centroamérica, que se efectuó en el marco de la 30 Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
A la actividad fueron convocados Vanessa Núñez, de El Salvador, y que actualmente vive en Guatemala; José Adiak Montoya, de Nicaragua, y Rosa María Brittos, de Panamá. Al preguntarles sobre cómo podrían definir a Centroamérica, los tres coincidieron en afirmar que, aun cuando se trata de una región pequeña, es muy diversa, incluso dividida. Y esta división, agregó Vanesa Núñez, no es casual. “A la clase política no le conviene que los países se unan, y tampoco les conviene que los escritores nos unamos”, afirmó y luego reconoció el trabajo que ha venido realizando Sergio Ramírez para conectar a los autores centroamericanos, a pesar de las circunstancias. Y es que otro de los problemas es la ausencia de un corredor que permita el intercambio editorial en la región. “Sergio ha dicho que los libros [de los autores de Centroamérica] quedan encarcelados en sus países”, señaló Ulises Juárez.
Para tratar de que los asistentes tuvieran una visión más completa de la región, Juárez pidió a los ponentes que eligieran un hecho histórico que definiera a su país, y que recomendaran un autor a los lectores. Rosa María Brittos señaló que, más que un hecho histórico, Panamá tenía la impronta del canal. José Adiak dijo que Nicaragua estaba marcada por todo el siglo XX, un periodo en el que hubo dictadura y guerra. Vanessa Núñez comentó que Guatemala y El Salvador estaban marcados por la guerra. Al momento de recomendar autores, coincidieron en nombrar a Horacio Castellanos Mora y Sergio Ramírez, nombres a los que se sumaron Rodrigo Rey-Rosa, Gioconda Belli y Carlos Cortés.
Finalmente, uno de los propósitos de la Feria es que los lectores mexicanos conozcan a los centroamericanos. Por eso, luego de invitar a los integrantes de la mesa a dejar de lado la modestia, pidió que recomendaran un título propio que se pudiera conseguir en la FIL. Así, Vanessa Núñez recomendó Dios no tenía miedo, que se puede encontrar en Colofón; José Adiak, a El sótano del ángel, disponible en Océano; y Rosa María Brittos invitó a adquirir Laberintos del orgullo, que se pueden encontrar en Penguin Random House.