Nota: esta es la segunda y última parte de la nota publicada ayer sobre este escritor panameño muy cercano con sus letras a Colombia.
La novela
“La novela me da mucha libertad”. Tengo un libro de cuentos (veinte en total), acota, pero es un género en el que tienes que decir mucho en pocas páginas. Yo soy muy expresivo en la palabra escrita y me gusta la amplitud que da la novela que no da el cuento.
La novela, al mismo tiempo que te da más libertad, es algo mucho más complicado que te exige mucho mas disciplina. Después de haber escrito 200 páginas tienes que volver a ver qué escribiste en la página 20. No es relajo, no es cualquiera el que lo hace. Esa es una disciplina que no tiene un poeta…
“El proceso suele ser tan complejo que me toma años, tres, cuatro, cinco, terminar una novela.”
El compromiso político del autor
“La política es un deber. Entiendo que soy un ser social y tengo un compromiso con la sociedad en la que vivo”. Enfáticamente aclara que no le gusta como actividad porque se define como un ser de silencio, de reclusión, de inspiración, a veces se ve en estas maromas políticas que no corresponden con su esencia, sin embargo, considera un deber ciudadano participar en la política.
Es de la opinión que en nuestro país la falta de gente decente que participe en la política produce fenómenos como el que estamos viviendo: gente que usa la política para sus propios fines y beneficios y no para el bien común. En Panamá ver a un político es ver cómo se encarama para robar o para poner a sus parientes en el poder o irse cinco años como embajador.
Estas preocupaciones se expresan en su más reciente novela, Mister políticus, con un personaje que es el típico político, viejo, ladrón, manipulador, sociópata total, que solo piensa en él, sufre psicopatías -por ello leyó varios libros sobre psicopatías-, porque a la política llegan muchos enfermos mentales, gente extremadamente egoísta, sumamente manipuladora, superficialmente encantadora, encantadores de serpientes, flautistas de Hamelin, que los atrae el poder, el dinero, el sexo… .”
Visión del futuro
“Llega un momento en la vida en que uno comienza a dejar las cosas poco a poco”. Confiesa que ya inició ese proceso, y está dándole más espacio a las cosas más espirituales de la vida, literatura y política, y menos a aquellas materiales.
“Si bien es cierto que Panamá crece en lo material, debemos enfocarnos en el crecimiento espiritual de Panamá: rescatar los valores, reforzar la honestidad y el estudio como formas de superación. Hay que dar una importancia mayor a la educación que a las obras de infraestructura. Si verdaderamente queremos ingresar al primer mundo, debemos enfocarnos en la educación de todos los panameños, especialmente en los que menos tienen.”