El agua clara de Marco Tulio Aguilera

Por: Pablo Di Marco/ Corresponsal L y L en Buenos Aires/ I parte. Pocos como ese gran novelista que es Marco Tulio Aguilera han navegado tanto y tan bien el corazón, el cuerpo y el alma de la mujer. Allí están, para atestiguarlo, las quince ediciones de Cuentos para hacer el amor, Cuentos para después de hacer el amor, Mujeres amadas —calificada como “la novela amorosa de la década”—, El imperio de las mujeres, El amor y la muerte —finalista del Premio Alfaguara en 2001—, y tantos títulos más. 
Ahora, promediando la lectura de su novela Agua clara en el Alto Amazonas, pensé que Aguilera, fiel a la antedicha temática, resuelve con maestría un desafío de muchos de sus colegas: encontrar un equilibrio entre el deseo de escribir siempre el mismo libro y la exigencia de los lectores por leer algo nuevo. Mientras el lector ávido de novedad disfruta con una historia de viajes y aventuras ambientada en la selva amazónica, él ahonda en sus obsesiones de siempre: el deseo, el erotismo y la sexualidad. 
En Agua clara… acompañamos al profesor universitario protagonista de la novela en su escape desde la supuesta civilización a lo más profundo de la selva colombiana. El viaje del héroe conducirá al descubrimiento, la adaptación, el aprendizaje y el redescubrimiento de la propia identidad en busca de la redención. Aguilera nos guía, acuna, y —de cuando en cuando—, también nos engaña. Y todo mediante una prosa magnética, pulida y también juguetona, que incluso nos dará la posibilidad de intercambiar correos electrónicos con algún personaje de la novela.

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