Por: Ramiro Lagos
Estoy mirando el parque bajo el nadir del verso,
evocando añoranzas cual corolas del canto
Y un jardín de poemas bajo el arco de flores
da la entrada al poeta coronado de lauros.
Todo es bello en el parque con floridos recuerdos,
para ver al poeta de flor de flor cantando.
Y ver al cisne regio con su pico de oro
escribiendo romanzas bajo estrellados mantos.
En el parque se cita la floresta del aeda
con la orquídea que ostenta su metáfora alada,
para ser mariposa, para ser la libélula.
Difundiendo entre pétalos mensajeras fragancias.
El ruiseñor orquesta melodías de almíbar
para cantarle trinos a la dulce amapola
y es dulcísima ella en el jardín del alma,
y dulcísima en gozos, si se acaricia “A solas”
En el lago del parque fue grato el espejismo
de la ondina coqueta ostentando su cola
¡Como atraen sus ritmos de requiebros eróticos
entre lotos rosados, de ilusión seductora!…
La flor de lis en roja pasión se desenfrena
con las flores malditas de Baudelaire cantadas
A solas yo las canto y en Pigal las desfloro
Si el poeta maldito me lleva a sus andanzas-
En cada flor del parque renace la silueta
de la añorada núbil, derrotando el olvido,
del clavel y la rosa y de la margarita
Y de la flor amada en el lar del idilio.
La cascada del parque cual cristal de metáforas
las traduce el poeta, las traduce en su eco,
Y voy tras de su ritmo, y voy tras de su endecha.
Y sin permiso llego hasta su verso épico
En el parque no acaba el poema del vate,
queda la estatua en marcha de lo que fue su estro.
Y su estatua camina entre los ruiseñores
que le rinden sus loas cuando canta el maestro.
Viejo el bardo en el arte se le crece las barbas,
para cantar con arpa, lo que es la poesía:
es el jardín del alma, la creación “A Solas”,
es la espada de luz, es la flor de la vida.