El legendario abuelo santandereano
Ramiro Lagos (Colombia)
De los fuertes guerreros de los castros
se formó de mi abuelo su apellido.
Y fue tronco ancestral de la comarca
su raigambre en el risco.
La efigie del abuelo tuvo historia
a la sombra de ramas ancestrales.
El levantó su tronco duro y firme
en tierra de arrayanes.
La sombra del abuelo en los mil días
de guerras banderizas contra el viento,
broncearon la tez del derrotero
en su perfil fue épico,
Y hay que verlo ascender sobre los riscos
del Santander telúrico y airoso
y asciende a comandante echando chispas
el abuelo fogoso.
El legendario abuelo a quien sus rastros
sigo tras de su sagas, vedlo en lo alto
como hombre de tesón, de barba en pecho,
montado en su caballo.
Piafante por montañas, el pegaso
con frenos sueltos en gigante brinco
cruza brioso el Cañón del Chicamocha
y salta sus abismos.
No le importa al abuelo echar palante,
sacando las chispa a sus espuelas.
Era de armas tomar en sus vanguardias
hasta sus duras metas.
El abuelo al mirar a las alturas,
su cabeza se erguía siempre alta
y sólo al Dios del justiciero rayo,
su cerviz agachaba.
Los brazos del abuelo se extendían
entre las alambradas de los agros.
Eran tan generosos cual los trigos.
¡Eran largos sus brazos!
Dado al reto del honor, era tajante
su voz al comandar sus decisiones
los verracos de Guaca conocían
la voz de sus cojones.
La raza del abuelo al aire libre
tostada al rojo sol con alma blanca
es esta tierra de color hormiga
tan santandereana,
Charalá, Guanentá, García Rovira
y el fuerte comunero con sus campos
es la tierra de todos mis abuelos
de orgullo legendario.