El Rincón del Poeta

Sobrevivencia 
Antonio Deltoro (México) 
Una vez viste la verdad, 
ya no te acuerdas. 
Llueve 
y sonríes 
al sentir la lluvia 
que, muchos años después, 
sigue cayendo. 
Qué maravilla reducirse, 
concentrarse, 
no salir, 
no abarcar, 
quedarse con la lluvia, 
no con el trueno y el rayo 
que enceguecen 
al oído y al ojo 
cuando caen 
juntos, los dos, 
al mismo tiempo. 
Conversación 
A José del Val 
Nos reunimos a limpiar el lenguaje, 
a acicalarnos, 
como nuestros abuelos, 
los primates, 
se reunían en las ramas 
a librarse de liendres y de piojos, 
a fraternizar y a curar sus heridas. 
Comenzamos a espulgarnos, 
a ejercitar la precisión 
con tal manía, 
que nos quedamos lampiños 
y nos tuvimos que bajar de los árboles. 
Por cada zona desnuda, una palabra, 
algo de aire que libra 
la distancia engendrada 
por la falta de pelo, 
una prenda cubriendo una carencia, 
un vocablo que suple contactos, 
pulgares colectivos.

Conversamos para acercarnos a los otros,
y si hablamos con Dios,
lo hacemos desde la orfandad del pelo,
en el exilio de las ramas
y los saltos;
siempre a su sombra,
sin embargo.


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