Autoexilio
Marta Zabaleta
Ahora que ya no soy quien fuera
árbol sin frutos florecido y dando sombra,
paloma herida que al partir
se ha ido
sin ahorrarse campanas en la espera.
Soy apenas la Otra.
Que con sus manos trémulas
busca magnolias donde esparcir heridas.
Cuentan los vientos que en las noches cálidas
aun cruzan a las islas mis fantasmas.
Que por el río
bajan camalotes con pumas en sus cimas
y que las pirañas juegan con las ubres de las vacas
en el agua clara.
Imagino a Rosario en lontananza.
Pero en el fondo escondido
de memorias tristes
veo a un gigante rudo
que perturba.
Si, no estoy loca.
Soy apenas la Otra.