Senderos de traición
Traspasar la tranquila frontera, no tan tranquilo.
Dirigir sin miedo, con el favor de la ebriedad,
los vientos alisios y los perfumes del deseo
el animal que eres [de bosque o desierto]
Hacia la culpa abismal, el miedo
que pesa con sombras los días,
las palabras, los pétalos de la rosa y el cariño
como ola de miel.
Arrancar cómo quien rasga un tatuaje:
la verdad que sangra, el asco merecido, la confesión:
– aquella piel inédita que no viene porque no llega,
porque una pluma de cenizas habita la casa del corazón-
Después, si habrá de llegar, vendrá el perdón.
Nunca más, el imposible olvido.
Jefferson Mejía,
Colombia