He sentido todo el rigor de la vida
que nos envuelve como un smog…
con su pegajoso gris metalizado…
todos somos prostitutas
a merced de los inescrupulosos…
a merced de los soberbios
y de los insignificantes…de los impuros..
de los tahúres de la mentira.
He sentido la piel de una puta en mi piel…
esa piel curtida por los años…
por los avatares…
por los sabores de la hipocresía…
de la rabia
lo malsano junto a lo sublime van de la mano
y he sentido apenas un cruce de felicidad.
Hoy he vertido una lágrima por la vida perdida…
y las noches sin olvido..del brazo de la infelicidad.
Prudencio Hernández Jr. (c) 2012
Shir Camacho
Montevideo, Uruguay
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