Como Dios
Ninfa Marín E. (Colombia)
Mujer que siendo niña, jugabas a ser madre,
con muñecas de trapo y un osito de felpa,
con infantil ternura y maternal cariño,
entre tiernos arrullos y mimos zalameros
los hacías dormir entre tus brazos niños.
Han pasado los años vertiginosamente,
la esbeltez de tu cuerpo de cimbreante palmera,
hoy está más hermoso con tu vientre abultado
y tu paso ligero de juvenil gacela
se volvió lento y suave por su carga materna.
¡Cómo has cambiado niña!
La virginal mirada de tus ojos traviesos
que ha poco el mundo vieran despreocupadamente,
tiene ansiedad de espera en su fondo azulino
y hay rayos de esperanzas y amor en sus pupilas.
Con juvenil ternura tus manos bondadosas,
tejerán tibio nido cargado de ilusiones,
para arrullar en él con maternal cariño,
el anhelado fruto producto de tu amor.
Y una alegre mañana entre llantos y risas,
se abrirá para el mundo tu cuerpo dolorido,
brotará de tu vientre como un rosal de vida
y verás en tu hijo la majestad de Dios.
Por eso al contemplarte Mujer yo te bendigo
y al verte por el mundo cumpliendo tu misión
luchando como fiera por tus hijos amados
yo pienso que las madres se parecen a Dios
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