El ruido de las cosas al caer, una buena novela que causa adicción

Por: Carlos Castro Arias /Periodismo Sin Afán.

Acabo de leer el libro de Juan Gabriel Vásquez, El ruido de las cosas al caer, lo único que se me ocurre para describirla es que es apasionante y con cada página se hace más adictiva. La historia de 246 páginas causa que te mantengas pegado a la silla de Transmilenio, aunque la estación de destino este cerca, que se piense en ceder el turno en la fila del banco aunque hayas esperado varias decenas de minutos, que ruegues porque el sueño no te llegue al final del día de trabajo o que fuera más largo el rato de descanso en medio de la jornada laboral. Los seis capítulos en los que se divide esta obra, premio Alfaguara de Novela 2011, justifican el porque el jurado consideró que la historia escrita por Juan Gabriel Vásquez merecía que este año se llevara los honores del prestigio internacional. Pagina a pagina El ruido de las cosas al caer me hizo investigar por aquellos dos accidentes aéreos a los que hace referencia, el que desenlaza una buena parte de la historia y el que explica una cicatriz del abuelo de Ricardo, comprobé que existieron, el uno por memoria y el otro por la historia. Fui hasta la estrecha calle del centro en donde sucede un hecho que marca la vida del joven abogado protagonista y narrador, Antonio. Aparté un espacio en mi agenda para conocer La Dorada y un viejo zoológico surgido durante las épocas del máximo capo del narcotráfico. Supe como fue la participación de los «Cuerpos de Paz» y de los intereses con los que inicialmente llegaron los “gringos” con deseos de cambiar el mundo. 

Me describió decenas de lugares que no conocía y otros que creí conocer, sintiendo el clima frío de una noche de desvelo en Bogotá y la temperatura del agua de lluvia en una madrugada del Magdalena Medio. Sentí el aroma del café recién servido, de una cerveza en la tarde y hasta el penetrante olor del excremento de armadillo. Cientos de sensaciones me transmiten las páginas y me dan a entender, las cosas que le ocurrieron a sus personajes: Antonio, Ricardo, Maya, Helena, Aurora y la inocencia que el desconocimiento deja en Leticia. El ruido de las cosas al caer provocó mi gran interés en las obras de Juan Gabriel Vásquez.


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