Entrevista, Azriel Bibliowicz.

No. 6.508, Bogotá, Lunes 28 de Octubre del 2013

Un buen libro no sólo se escribe para multiplicar y transmitir la voz, sino también para perpetuarla. 
John Ruskin
Azriel Bibliowicz.
Sin
los libros hubiera perdido una de las fuentes de felicidad que tienen los seres
humanos
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
Parte I
Azriel Bibliowicz es sencillamente un ser excepcional. Jamás se le ve
de mal genio, siempre tiene una sonrisa para todos, carga libros y los mima
como sus mejores amigos, le dedica todo el tiempo a sus cómplices del alma y
sus alumnos son unos verdaderos compinches inseparables.
    Su mundo no lo concibe sin
tener libros siempre a su alrededor…
– ¿Qué hubiera sido su mundo sin
los libros?
– Hubiera perdido una de las fuentes de felicidad que tienen los seres
humanos. Los libros me han abierto mundos. He viajado a través de los libros,
me he reído y llorado con ellos, me han hecho soñar despierto. Además, cuando
se está solo, son una gran compañía. Si no fuera por los libros probablemente
no hubiese podido aguantar una sala de espera en un consultorio o un
aeropuerto.  Es gracias a los libros que
estas circunstancias tan aburridas y anodinas se me han vuelven hasta gratas y
llevaderas. Abrir un libro es comenzar a dialogar con autores que han
reflexionado y estudiado con cuidado los temas que van a tratar. Es un
privilegio poder compartir sus experiencias, experiencias ya destiladas, y
expuestas con las palabras precisas. Han sido el alimento del alma.
– ¿Qué novela por gusto o terquedad ha leído dos y
tres veces?
– Habiendo trabajado toda una vida como profesor universitario y
después de dictar por años cursos sobre obras clásicas de Cervantes,
Shakespeare, Homero, Virgilio y James Joyce, para mencionar sólo algunos autores,
es apenas lógico que he tenido que regresar a las grandes obras de la
literatura muchas veces. Por ello, me atrevo a afirmar sin duda, que el gran
placer de la lectura, no radica en la lectura sino en la relectura, donde uno
se deleita con los detalles, los saborea a fondo, que no se logran percibir de
la misma manera en la primera lectura. 
Releer es el gran placer, pero claro, para releer hay que haber leído
antes. Y los libros en nuestras memorias son como capullos en flor que de
pronto vuelven a abrirse y dejarnos percibir su aroma. Pero este florecer en la
memoria por lo general se da en las obras que hemos leído muchas veces.
– ¿Se inclina más por la literatura latinoamericana o
por la universal?
– Para decir verdad me inclino por la buena literatura. No soy
chauvinista con la literatura. Los nacionalismos en este caso y en casi todos,
resultan socarrones. Hay buena literatura y hay literatura ligera, de ocasión,
que en verdad, no me interesa tanto. No importa de dónde viene la literatura
con tal de que sea buena. Gustave Flaubert es un gran autor y no importa si es
francés, como tampoco me importa si Yashunari Kawabata es japonés, o Samuel
Beckett irlandés. Son grandes escritores y eso me basta. Hay escritores
latinoamericanos que disfruto y hay grandes escritores universales que no me
llaman la atención. La literatura se divide en buena o ligera, de acuerdo con
los gustos, conocimientos e intereses de cada uno. Lo demás es irrelevante.

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