“La felicidad de ser lo que uno es”…
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
Y de pronto…se fue.
Entonces uno queda como en un extraño limbo, muy raro, como con un vacío en el alma, a bordo de un silencio incomprensible. Primero porque David, viejo “Deivid”, era un encantador de serpientes, encantaba con la palabra, ese don que poco, muy pocos tienen en este planeta. Y segundo, porque su presencia inundaba todos los espacios a donde era invitado; se sentaba como un pashá y desde lo alto de su rotunda figura, oteaba a quienes lo escuchaban casi extasiados y, aunque no lo crean, esa era una de sus tantas vanidades, saber que era el “mago Lorgia” con sus historias y anécdotas.
Pero de pronto…se fue y nos dejó así, como con un orificio de ausencia y aunque volvemos a oír, una y otra vez las historias de “El Flechas”, sabemos que detrás de esa cinta, de esa grabación, ya no está David Sánchez Juliao sino eso, una simple cinta, una simple grabación.
Y ahora que leemos De vuelta por el mundo con David Sánchez Juliao ( B ) tratamos de recuperar de nuevo esa presencia, lenta, pausada, fresca del creador de Mi sangre aunque plebeya y de Pero sigo siendo el rey dos de sus más conocidas novelas de largo aliento.
Acá, a nuestro lado, tomándose un sorbo de nostalgia, está Carmen, su eterna compañera.
– ¿Cuál es el recuerdo mas lejano que tienes de David?
– Su alegre carisma e infinita ternura que me envolvieron al momento de conocerlo.
– ¿Hubo un detalle especial que te atrajo de una él?
– Su forma lúdica de relacionarse con la vida.
– ¿Qué obsesiones tenía?
– Que su mensaje elevara la autoestima de los colombianos.
– ¿Él también escribía para que lo quisieran sus amigos como lo dijera alguna vez García Márquez?
– Su obra es un llamado a querernos a nosotros mismos, a reconciliarnos con nuestra identidad, a “la felicidad de ser lo que uno es” una de las muchas conferencias que realizó en Colombia y el exterior.
– ¿Cuál fue el hecho que siempre consideró el más triste?
– El desamor por lo que somos, que nos lleva a la Violencia que vivimos.
– ¿Cuál fue el país o la ciudad que más quiso o admiró?
– Disfrutaba cada experiencia, en cada ciudad donde llegaba, con una gran capacidad de asombro, honraba cada lugar con su exquisita sensibilidad.
– ¿Cuáles fueron esos amigos entrañables a los que él siempre recurría?
– Álvaro del Valle, Antonio Andraus y Óscar Alarcón quienes eran sus confidentes, Víctor Molinello y Edilberto López sus amigos de infancia en Lorica con quienes volvía a ser niño.
– ¿Amaba más la literatura, la radio, la prensa o la televisión?
– Se nutría de todas ellas, pero especialmente de la literatura y la radio.
– ¿Cuál libro quiso con más afecto?
– El Quijote.
– ¿Por qué quiso escribir el último libro?
– Como una ofrenda de creatividad y compromiso con su lectores, quienes a través de este libro tienen la oportunidad de conocer al multifacético David, y en las que transforma un evento cotidiano en algo magnifico.
– ¿Leiste el libro antes de él haberlo entregado a la editorial?
– Muchas de nuestras vivencias de viaje están plasmadas en este libro. Él nos sorprendía con la lectura de sus crónicas, que comentábamos especialmente después del desayuno familiar.
– ¿Qué sientes cuando vuelves a leer el libro? ¿Añoranza? ¿Recuerdos? ¿Sonrisas?
– Como familia nos sentimos privilegiados de haber podido compartir nuestras vidas con un ser tan especial como él, que estará por siempre en nuestros corazones y en nuestra existencia a través de su obra. Este libro plasma la manera particular que tenía el de percibir el mundo, y cómo de su mano, nuestros hijos y yo aprendimos a vernos reflejados en un mundo tan amplio, pero sin olvidar nuestra propia identidad.
– ¿A qué ciudad o ciudades te gustaría volver para sentir el aroma y la voz de David?
– A las islas griegas, donde con nuestros hijos David y Paloma, vivimos momentos felices que marcaron nuestra vida para siempre.
– ¿Por qué los colombianos debemos leer este hermoso libro?
– Porque nos abraza con la magia de su pluma virtuosa, como un prestidigitador de la palabra, guiándonos a una travesía de paisajes siderales, en una dulce danza de amor, celebrando la vida, con su esencia musical y viajera.