No. 6.346, Bogotá, Martes 19 de Marzo del 2013
Lee los buenos libros primero; lo más seguro es que no alcances a leerlos todos.
Henry David Thoreau
César Augusto Ayala Diago
Hacer una biografía política es un camino que uno abre para conocer por esa brecha la historia del país
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
Última Parte
– ¿Insiste en afirmar que los pensamientos de Gaitán y GAA fueron dos grandes proyectos políticos del siglo 20?
– Sí, sin duda alguna. Quizá su fracaso contribuya a ratificar esa tesis. Ambos personajes tenían no solo a flor de piel sino que con profundidad sentían el problema social como el principal de su época. En ese sentido ambos eran epocalistas, a ambos los marca y caracteriza. La sociedad marginada que vieron crecer como la espuma les preocupaba. Ambos fueron guerreros de esa causa, el uno desde una radicalizada democracia social y el otro desde la democracia cristiana. Eran dos apóstoles laicos, vilipendiados afuera y adentro de sus propias colectividades políticas. Gaitán está por dentro de Alzate, éste a lo mejor no lo supo, pero el país por el que luchaban en el fondo era el mismo, el de un país más igual, menos inequitativo, más incluyente. La cultura del bipartidismo los separó, la causa de uno muerto y otro vivo los unió, y la desaparición de ambos en plena cumbre los sacraliza como dos proyectos frustrados que a la vez les da vigencia. El país tremendamente desigual, injusto y fragmentado en el que vivimos hace que Gaitán y Alzate estén presentes.
– ¿Cree que Gaitán era un liberal muy conservador?
– Gaitán fue una síntesis de la cultura política colombiana. Estuvo en el partido que le tocó. En su época se nacía en Colombia en el seno de uno de los dos partidos tradicionales sin posibilidad de tránsito. Las masas estaban adscriptas a una parcialidad y si se quería hacer política había que permanecer allí. Fue un hombre equilibrado, sabía que en las corrientes ideológicas había elementos dignos de imitar y de rechazar. Por eso prefirió hablar de oligarquía para denominar así a los adversarios que se encontraban en su propio partido y en el ajeno. Más bien fue un positivista comtiano tardío, con una capacidad de llegar a liberales y a conservadores de abajo. No hubiera sido posible Gaitán si su convocatoria no hubiera llegado al conservatismo democrático y popular. Incluso su apelación a Cristo, al campesino, a la tierra, a la justicia social, a la restauración moral, etc; elementos que no eran ajenos a la sensibilidad conservadora que promovían los ideólogos del joven conservatismo que le admiraba y que en él se emulaba. Gaitán es síntesis, en él está casi todo: liberalismo, socialismo, positivismo, conservatismo. Era influenciable, aprendía con suficiencia, bebía contenidos y formas. Del fascismo mucho le disgustó, pero admiró sus maneras seductoras y espectaculares de hacer política para seducir y convencer. No estaba lejano del ideario socialista, ni del populismo. Fue lo que fue porque a miles representaba y los representados en alguna parte de su ideario cabían.
– ¿Considera que las ideas liberales de GAA no eran propias de un conservador?
– En Alzate se percibe un proceso parecido pero vivido con mayor drama, pues la permeabilidad que distingue al liberalismo no le caracteriza al conservatismo. Aquí hay que ser más estratega. El orden interno y la doctrina en el partido conservador son más estrictos, el poder es más sagrado. Era un conservador a carta cabal, solo que moderno, con la tarea autoimpuesta de modernizar su partido. En el fondo de las cosas los dos partidos colombianos se van influyendo mutuamente, se van pareciendo. El uno no puede vivir sin la historia del otro, sin rechazar al otro, pero también sin dejar de copiarle al otro. Se nutren mutuamente. La tradición también fluye, decía Alzate para legitimar la necesidad de adecuar el conservatismo a los tiempos que corrían y ponerlo en las condiciones de poder competir con un liberalismo que movía sus mojones a la izquierda cada vez que quería fortalecerse abajo. Era la época, imposible quedarse atrás, era su educación, su ideario.
– ¿Cree que las banderas del MRL se erigieron sobre las ideas de GAA?
– El Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) nació en 1957, en las puertas del Frente Nacional. Sus ideólogos fueron agentes de ese pacto político. Incluso querían que el nuevo engendro bipartidista consiguiera realizar la revolución burguesa aplazada en Colombia. Era un proyecto de liberales de bien, bien definidos, de tiempo completo, decían. No hablaban en un principio de Gaitán y ni siquiera de la ideología de López Pumarejo quien era realmente el personaje que estaba detrás de la ingeniosa maniobra liberal. Simultáneamente se encontraron con un Alzate Avendaño que se oponía al establecimiento del Frente Nacional con banderas que a ellos les hubiera correspondido flamear: contra los monopolios, contra la concentración del capital y de la riqueza, contra la eliminación de la democracia burguesa, contra la estatización de los partidos políticos, contra la posibilidad del surgimiento de terceras fuerzas, etc. Es un mito el que la radicalización del MRL haya sido por el triunfo de la revolución cubana en 1959. En realidad se debió a la radicalización del pensamiento de Alzate Avendaño que amenazaba con dejar sin banderas al liberalismo, socio mayor del pacto frentenacionalista.
– ¿Cuál es el principal compromiso de un líder político?
– La trilogía tiene como uno de sus objetivos mostrar cómo era el político de no hace mucho: letrado, con una cultura vasta, sólida, buen lector, sofisticadamente culto. Atento a la manera como los otros países habían resuelto sus grandes males, con una sensibilidad social profunda, profundamente interesado en su región y en los problemas de la gente sencilla. Conocedor de las reglas del arte. Con una ética de responsabilidad admirable. Es decir, el líder político de otrora era todo lo contrario al de los tiempos que corren. La trilogía es un manual de comportamiento, un manual incluso para aprender no solo historia de Colombia sino también a construirse como líder político. Hay un cántico de nostalgia por el político que hubo.
– ¿Quiénes cree que van a recibir mejor esta trilogía de GAA?
– Uno no sabe de los destinos de los libros, de sus destinatarios. Ojalá que los alzatistas que quedan reciban bien este Alzate que para ellos he redescubierto y liberado. Ojalá que los jóvenes que aspiran a la política aprendan de este personaje tantas enseñanzas que se desprenden de esta investigación, y ojalá que los conservadores que hoy representan ese partido recuerden leyendo esta obra que el conservatismo tuvo en Alzate una propuesta profunda y sagrada de la democracia, y que no dejó que su partido se hundiera en la reacción y la caverna. Como profesional del campo de la historia deseo que la trilogía contribuya a abrir la brecha para avanzar en la necesaria historiografía de la historia política colombiana.