Entrevista, Eduardo Carrizosa

No. 6.676, Bogotá, Jueves 24 de Abril de 2014
Eduardo
Carrizosa
Director de
Orquestas Sinfónicas
La melomanía es un derecho
inalienable de todo ser humano
Por: Jorge Consuegra
– ¿A qué edad supo que iba a ser músico?
– A los 5 años.
– ¿Cuándo se produjo el primer acercamiento
con los instrumentos musicales?
– A los 4 años.
– ¿Cuándo decidió que quería ser director de
orquesta?
– A los 15 años.
– ¿Qué tema trató en su tesis de
pedagogía musical?
 – Mi tesis en pedagogía musical fue
sobre los procesos naturales, la vida y la música.
– ¿Cuál fue la primera orquesta que dirigió y
con qué sinfonía?
– Dirigí la Orquesta Filarmónica
de Bogotá, con serenata para 13 vientos de Richard Strauss.
– ¿Cómo ha sido su experiencia dirigiendo los
Conciertos Didácticos?
– Es una experiencia muy enriquecedora, ver
como cada concierto y cada tema acerca a la Orquesta y a las diferentes audiencias.
– ¿Son los niños bastante receptivos a la
música clásica?
– Sí. La música en general es comunicación y
llega fácilmente.
– ¿Si a los niños se les motiva desde
pequeños, podrán ser grandes melómanos cuando grandes?
– La melomanía es un derecho inalienable de
todo ser humano. Cuando se acerca desde el feto, el ser recibe esas vibraciones
y ya desarrollado con mayor razón es posible este proceso.
– ¿Cómo han sido los resultados con la Orquesta Filarmónica
de Bogotá y la música colombiana?
– Muy buenos, desde ganarse un Grammy Latino,
hasta seguir sintonizando al público con una parte muy arraigada de cada oyente.
– ¿Qué opina de la mezcla entre lo
instrumental y los interpretes como Fonseca, «El Cholo» Valderrama y
demás?
– Son experiencias muy válidas, esto se ha
hecho con otras expresiones musicales y es interesante ver los resultados.
– ¿Cómo ha sido la experiencia de hacer
«Carranga Sinfónica»?
– Muy hermosa, desde ver nacer estas
versiones sinfónicas, la empatía con el grupo carranguero hasta el resultado de
los conciertos y la magnífica respuesta del público.
– ¿Qué es lo que tiene Jorge Veloza que
encanta a sus seguidores cada vez más?
– Que es auténtico y transparente. Es de una
cotidianidad sana que muchos añoramos.
– ¿Qué planes musicales tiene para el 2014?
– Seguir trabajando. La música es un
compromiso de toda la vida, siempre habrá algo más para hacer y estudiar.
– ¿Cuáles son las obras más difíciles de
dirigir?
– A veces las obras contemporáneas que
requieren otras técnicas de dirección, pero en general todas las obras
requieren de un trabajo y concentración especial.
– ¿Recuerda una anécdota especial sobre la
dirección orquestal?
– Desde la gangrena de Lully que es el primer
director que muere por el oficio, hasta algún colega que le decía a los músicos
que le  miraban cuando el dirigía.
– ¿Qué nos hace falta en Colombia para
acercarnos más a la música sinfónica?
– Espacios culturales, facilidades para la
difusión de las Orquestas, foros y charlas sobre el quehacer sinfónico, más
programas de radio, tv y escritos y crítica musical.
– ¿Le gustaría dirigir especialmente qué
obra?
– Por gusto personal, la misa en Si menor de
Bach, y agradezco a la vida el poder acercarme a un inmenso repertorio en
las instituciones con las que he trabajado.
– ¿Cuáles son los compositores a los que
usted siempre acude?
– Hay una inmensa posibilidad con Bach,
Mozart, Beethoven, lo mismo que los latinoamericanos y nuestra música nacional.
– ¿Los nuevos «ensambles» que ha
tenido la música colombiana le hacen perder la esencia a la misma?
– Depende de las concepciones frente a las
ideas primarias de nuestra música. Un pasillo o un bambuco o un currulao o una
cumbia deben seguir sonando como tales así se cambie la organología en la que
se ha desarrollado. El desarrollo instrumental puede ser una alternativa sana
para un mayor conocimiento de nuestra música.

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