Entrevista, Erasmo Rodríguez Barreto

Escribir es, sin dudas, una pasión, una fuerza en mí, un deseo, una necesidad, un goce, una razón de ser, una esencia que me define

-¿A qué edad empezó a escribir sus primeros poemas?
– Cuando estaba cursando el quinto grado de primaria, tenía 11 años.
– ¿Qué lo animó a meterse al mundo de las letras?
– Desde que aprendí a leer y escribir, sentí que el artificio de las letras, para establecer el vínculo con otros-as, es un valioso medio que permite volar por entre la imaginación y las vivencias. Descubrí que las cosas se pueden decir de muchas formas, y me pareció interesante poder inventar mi propia manera de nombrar el mundo, así como la de narrar mis experiencias, pensamientos y emociones. Me encantó la sublimidad de la expresión poética. Además, el lenguaje poética va un poco más allá del simple hablar, y eso me gusta.
– ¿Cuáles fueron los temas de sus poemas iniciales?
– Cualquier cosa que me impactara la emoción y el pensamiento podía ser tomada como tema para escribir. Así, por ejemplo, la niña bonita, la noticia del día, la alegría de un encuentro, la tristeza de una ausencia, el sueño no realizado, la injusticia observada, etc.
– ¿Cuáles fueron los autores que lo acompañaron en sus primeros años de vida?
– A pesar de que inicialmente tuve poco acceso a los libros, pude relacionarme con Rafael Pombo, José Manuel Marroquín, Samaniego, La Fontaine, Esopo, Iriarte, Jorge Isaac, José Asunción Silva, Miguel de Cervantes, Moliere, José Eustasio Rivera, entre otros.
– ¿Escribir es una especie de terquedad o de pasión por los libros y las letras?
– Es, sin dudas, una pasión, una fuerza en mí, un deseo, una necesidad, un goce, una razón de ser, una esencia que me define. Necesito escribir para vivir y leer para sentir que avanzo. 
– ¿Cómo surgió la idea de escribir 99 fábulas para el tercer milenio?
– En una de tantas tertulias que hacíamos con “El profesor Yarumo” (Héctor Alarcón Correa), él me dijo: ¿Por qué no escribes fábulas? La pregunta me quedó sonando y consulté sobre la realidad actual de la fábula, descubriendo que es un género literario más o menos olvidado en nuestra época, pues son muy pocas las fábulas que se han escrito últimamente. Quiero con éste libro llamar la atención sobre esta omisión histórica.
– ¿Es un libro para grandes lectores o para quienes se están iniciando en las lecturas? 
– Siendo las fábulas un maravilloso medio para invitar a la reflexión sobre los actos humanos, muchas veces paradójicos, le pueden interesar a toda clase de lectores, desde chicos hasta adultos y bien mayores. Para los educadores y padres de familia, puede ser un gran instrumento de trabajo. 
– ¿Cuál es el tema central de su obra?
– Son variados los temas que se tratan en éste libro, pero si tratamos de sintetizar, podemos decir que es la reflexión sobre prácticas socio culturales como el esclavizar animales, el consumismo, el juego y el trabajo,, la injusticia de los privilegios, la conservación ambiental, la no violencia, la arrogancia de los dioses, los efectos del licor, la indolencia y el negocio, la ambición económica, la dignidad humana, la apariencia y la esencia, entre otros.
– ¿Cuál fue la mayor dificultad al escribir 99 fábulas para el tercer milenio?
– La mayor dificultad fue considerar que las 99 fábulas que componen el libro, eran muy pocas para decir todo lo que deseaba expresar. Por lo demás, fue un placer jugar a decir, a preguntar, a dudar, a ironizar, a resaltar, a invitar a pensar, a incitar para sentir…
– ¿Y ya tiene en mente el proceso de otro libro con fábulas?
– Sí. Estoy escribiendo más de fábulas y paralelamente pensando producir parábolas. Éstas son una bonita forma de entregar mensajes de manera didáctica sobre temas capitales de la realidad humana.  

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