Horror íntimo en la obra de la escritora Gemma Files

Entrevista con la escritora inglesa Gemma Files. Foto cortesía de La biblioteca de Carfax

La escritora Gemma Files comienza a inquietar a los lectores hispanohablantes gracias a las obras publicadas por La Biblioteca de Carfax.


Aunque el género del terror ha sido y continúa siendo un nicho predominantemente masculino (Machen, Poe, Lovecraft, King, Barker, Straub, Ligotti, etc.), las buenas historias deben estar por encima de consideraciones de género, en especial aquellas que borran la frontera entre realidad y pesadilla y logran permanecer en la mente del lector tiempo después de concluida la lectura. La escritora Gemma Files (Londres, 1968)ha logrado hacerse un lugar en la literatura anglosajona en este difícil campo del horror/dark fiction desde la publicación de Kissing Carrion: Stories (Prime Books/Wildside Press, 2003). Files no es muy conocida entre los lectores hispanohablantes amantes de este tipo de narrativa, lo que igualmente sucede con muchas otras autoras/es interesantes que escriben en lengua inglesa, como Brian Evenson, Stephen Graham Jones, Nadia Bulkin, John Langan, etc. Esto suscita el interrogante de si estaremos perdiéndonos de una nueva época dorada del género solo por la falta de interés y traducciones de las grandes editoriales en español. “Yo creo que todos esos escritores que mencionaste, más algunos otros como Kelly Link, Paul Tremblay, Eric LaRocca, Lauren Beukes, Sarah Langan, Laird Barron, Victor LaValle, Alma Katsu, Anna Starobinets, John Ajvide Lindqvist, Attila Veres… son parte de una nueva generación dorada del terror que no se veía desde hace años, comparable a la era de Straub, King, Ramsey Campbell, Tanith Lee. Y sí, todos nos estamos perdiendo más que de buenas historias, de autores extraordinarios. Muchos están editados, pero por algún motivo no se les da el empuje que merecen”, dice la escritora argentina Mariana Enriquez (Los peligros de fumar en la cama, Las cosas que perdimos en el fuego, Nuestra parte de noche).

Gracias al trabajo de la editorial española La Biblioteca de Carfax dicha situación está cambiando. Su catálogo incluye a la fecha obras de Graham Jones, Bulkin, Langan, Jack Ketchum, y luego de publicar en 2017 la novela de Files Experimental Film (ganadora del Premio Shirley Jackson), deciden editar una selección de sus mejores cuentos (escogidos por la misma autora) en Esto no es para vosotros y otras historias. “Me gustaron mucho los cuentos. Son desafiantes en el sentido de que pueden ir desde una historia cruel de la posguerra a la caza (literal) de ángeles o a los fantasmas en una película. Su crueldad puede ser sutil o muy gore. Me parece una colección ecléctica, caprichosa, estupenda”, afirma Enriquez.

En este libro encontramos cuentos como “Los viejos huesos del emperador”, ganador del Premio Horror Guild a mejor relato corto en 1999 y que toma la vida del escritor inglés J. G. Ballard (1930–2009) como punto de partida para después distorsionarla; “Little ease” cuento con una fuerte e interesante influencia de Lovecraft y Thomas Ligotti, “Ajuar funerario” donde en una reserva en Canadá se descubre un raro enterramiento y el equipo de investigación descubre unos extraños seres que han sido objeto de leyendas mitológicas, y “todo lo que te muestro son pedazos de mi muerte” sobre la leyenda urbana de “El Hombre del Fondo”, alguien que aparece en los planos de películas y series de televisión de forma misteriosa. Este último relato fue uno de los favoritos de Enriquez: “me encantan los cuentos de terror que incorporan cine o internet o cualquier tipo de fantasma en la máquina”.

Files es un apellido que viene a hacerle compañía a Shirley Jackson, Angela Carter, Kelly Link, Mariana Enriquez y Samantha Schweblin, por nombrar solo algunas, y que va sumando adeptos a su narrativa medida que pasa el tiempo. A continuación, un diálogo que tuvimos con la escritora acerca de su obra.


Entrevista con la escritora Gemma Files. Foto cortesía de La biblioteca de Carfax
Entrevista con la escritora Gemma Files. Foto cortesía de La biblioteca de Carfax

¿Qué tan difícil fue para usted hacerse un espacio en un género dominado por hombres como la ficción de terror?

Bastante duro al principio; es decir, en los noventa, los años del splatterpunk. Para algunos yo era demasiado poética con una prosa muy elaborada; para otros, demasiado extrema. Recuerdo que una vez envié una historia a los guionistas de la serie de televisión The Hunger, producida por Ridley y Tony Scott que, aparentemente, les dio náuseas a todos, y, desde mi punto de vista, ¡ni siquiera era una historia particularmente asquerosa! Pero mezclaba sangre menstrual con sexo oral y, por lo que parece, aquello se pasaba un poco de la raya. Yo diría que las cosas realmente comenzaron a cambiar cuando vendí “Los viejos huesos del emperador” que después ganó el premio International Horror Guild. Antes de eso, solo era esta chica extraña que escribía historias extrañas en ropa interior mientras reseñaba películas y entrevistaba a gente para ganarse la vida, en ocasiones aún con mi uniforme de guardia de seguridad en la mochila. No tenía la sensación de que existiera una comunidad dentro de la literatura de terror a la que pertenecer o no. Ganar ese premio cambió eso, aunque después caí en este sitio donde la mitad de la gente que conocía se definían a sí mismos como escritores “de verdad” de fantasía oscura, para después cambiar a escritores “de verdad” de literatura weird. Para mí siempre ha sido todo lo mismo. Solo trato de reconocer cómo suena mi propia voz y deshacerme de todo lo demás que no suene de esa manera. Si a la gente le gusta lo que queda, estupendo; si no, no es que alguna vez vaya a dejar de escribir.

¿Cómo surge este proyecto? ¿Por qué decide crear una colección de sus historias para los lectores hispanohablantes?

Porque me lo pidieron las editoras de La Biblioteca de Carfax. La idea de tratar de reducir mi producción a una lista tan pequeña también me interesó mucho… Llevo más de treinta años escribiendo, lo que significa que tenía casi 150 cuentos entre los cuales elegir.

En el primer cuento, “Los viejos huesos del emperador”, se utiliza la vida del escritor J. G. Ballard (aunque algo distorsionada) para narrar la historia. ¿Qué tan importante fue Ballard para usted como lectora, y más tarde como escritora? ¿Cree que es bien leído en la actualidad?

Creo que Ballard sigue siendo un gusto adquirido: a los que les gusta, les gusta mucho, pero es quizá demasiado inexpresivo para algunas personas y demasiado violento para otras. La primera vez que tropecé con él fue cuando abrí por casualidad una edición de bolsillo de Faber & Faber de su novela Crash en la biblioteca de mi universidad –el tipo de ejemplar que no tenía absolutamente ninguna descripción del contenido del libro en su cubierta interior–, y empecé a reír como una loca al darme cuenta de que había escrito un libro entero lleno de pornografía demente sobre “sí mismo”. Es un poco como ver Tetsuo: El hombre de hierro por primera vez solo para descubrir que el director Shinya Tsukamoto interpreta al fetichista del metal. Luego leí y vi El imperio del sol y quedé aún más fascinada por la aparente voluntad de Ballard de hacerse a sí mismo (varias versiones de sí mismo, en cualquier caso) parecer tan malo como fuera humanamente posible, siempre y cuando consiguiera una buena historia de ello. Supongo que se podría decir que eso tuvo alguna influencia en mi novela Experimental Film, cuya protagonista está prácticamente basada en mí. Aunque si hubiera sido tan valiente como Ballard, se habría llamado Gemma Files en lugar de Lois Cairns.

Little Ease” es una historia que tiene un aire de Lovecraft. ¿Cómo surgió la idea para este cuento y qué nos puede contar de sus influencias?

Cuando empecé a escribir “Little Ease” estaba pensando más en John Dee y sus extrañas ideas filosóficas que en Lovecraft, pero al final me di cuenta que también había mucho horror cósmico allí, lo cual fue bueno, porque le debía una historia a Ellen Datlow (editora americana de antologías de terror y ciencia ficción). Mi influencia principal, sin embargo, fue la forma hipnagógica de contar historias de Soren Narnia, quien escribe e interpreta el podcast Knifepoint Horror; casi todas sus piezas están estructuradas como monólogos que comienzan: “Mi nombre es tal y tal” y a menudo empiezan hablando de algo extraño que le sucedió a dicho narrador mientras estaba realizando algún trabajo bastante corriente. Llevaba un tiempo queriendo escribir sobre alguien que fuera un exterminador, porque es un trabajo interesante del que se sabe muy poco (en especial porque hay un ocultamiento deliberado de los procesos y venenos utilizados por varias empresas); además, me encanta investigar sobre trabajos que nunca he tenido, como ser un limpiador de escenas del crimen (“Job 37” de Kissing Carrion), porque me recuerda que me formé como periodista. Y luego está la parte divertida de buscar el escenario ideal para una historia como esa, rebuscando en mi memoria lugares extraños en los que me he hospedado o visitado, etcétera. Ese sitio en particular se basó en un edificio de Liberty Street en Toronto donde mi marido solía trabajar, que también fue donde David Cronenberg filmó parte de The Fly en 1986.

El cuento “todo lo que te enseño son pedazos de mi muerte” tiene una estructura que sigue un desarrollo interesante, ensamblado como el cadáver exquisito que se menciona al comienzo. Usted lo coescribió con su marido Stephen J. Barringer. ¿Cuál fue la génesis de la historia y quién tuvo la idea de contarla de esta manera?

Ya había hecho algunas historias que estaban estructuradas como entrevistas, pero quería crear deliberadamente el equivalente literario de una película encontrada o found footage, un collage epistolar, que es una forma narrativa que se remonta no solo a Drácula, sino a Clarissa, básicamente ha existido desde que se han estado publicando libros. Parte de mi idea original tenía que ver con alguien que convirtiera una película muda en una asfixia intencional, algo para esconder el alma después de haberse deshecho del cuerpo; funcionaba bastante bien con el general “sálvese quien pueda” en el que se encontraba el cine al comienzo de la industria, con todo el mundo rompiendo las normas en distintas direcciones porque, en realidad, aún no había normas per se. Entretanto, Steve entró para proveer al relato de una estructura y para convertir esta loca explosión de imágenes e hilos argumentales que se me habían ocurrido en algo aceptable. Se le da muy bien la investigación y conectar todos los lugares donde yo básicamente solo había garabateado “así que en esta parte algo sucede para llegar de aquí a aquí…”. Entonces finalmente contuve toda la historia con esa introducción y ese cierre sobre el agujero a través del cual se cuelan los muertos.


Portada de Esto no es para vosotros y otras historias de la escritora Gemma Files
Portada de Esto no es para vosotros y otras historias de la escritora Gemma Files

¿Cómo fue su relación con Pilar Ramírez Tello, su traductora al español?

Ella es fantástica. Nos enviamos mensajes e intercambiamos correos sobre ciertos puntos, pero nunca la conocí en persona. Me encantaría, a pesar de que mi español es muy rudimentario.

En el libro se evidencia el uso de un lenguaje muy sencillo a la hora de narrar estas historias (al menos en la traducción de Ramírez Tello). ¿Cómo llegó usted a decantarse por ese estilo sencillo y directo a la hora de escribir? ¿cuáles fueron esas lecturas que la ayudaron a decir: “así debe hacerse”?

Cuando escribes terror tu principal desafío es siempre convencer a tus lectores de que esta serie de eventos que ellos saben que probablemente sean falsos, puede parecer al menos plausibles, si están dispuestos a encontrarte a mitad de camino. Mis padres son actores y crecí escuchándolos ensayar papeles el uno con el otro; les observaba interpretar obras como Bajo el bosque lácteo de Dylan Thomas o Noche de reyes de Shakespeare cuando tenía seis o siete años, y también trabajaban mucho en la radio. Así que terminé muy familiarizada con la idea de que contar historias de manera literal es la piedra angular para conseguir que la gente se crea tus mentiras, ponerse de pie en público y decir: “Esto es algo que me sucedió a mí, X”. Quizá estás hablando con la voz de un personaje que has inventado, o en una versión de tu propia voz… quién sabe, a Ballard eso se le daba bastante bien. A no ser que de verdad estuviese implicado en un horrible accidente de tráfico, capaz de cambiarte el apetito sexual, del que yo nunca escuché… El otro asunto es que cuando quieres crear una narrativa basada en el miedo (o el terror, la desesperación, la rareza o el pavor numinoso) siempre es mejor incorporar al menos parte de tus propias experiencias a la mezcla; usa detalles para enraizar cosas irreales en la realidad, usa tus propios miedos como la grava contra la que tu mente se frota, de la cual puedes formar una perla. Cada año imparto un curso llamado “Escribe lo que te da miedo”, en el cual intento enseñar a la gente a hacer lo mismo. Todos los miedos son universales porque el miedo es universal. Así que cuenta tu mentira con seguridad, como si tú misma creyeras en ella, y la mayoría de las veces, verás que tus lectores te acompañan en el camino.

Un número importante de lectores en España y Latinoamérica la están apenas descubriendo gracias a estos libros de La biblioteca de Carfax. ¿Es raro tener un nombre establecido en un idioma y, al mismo tiempo, ser completamente desconocida para una gran parte de lectores en otros idiomas?

Oye, los nuevos lectores siempre son bienvenidos. Creo que es genial irrumpir en una audiencia completamente nueva y quiero seguir haciéndolo todo el tiempo que pueda.

Solo hay siete historias en este libro, pero usted ha escrito muchas más a lo largo de los años. ¿Hay planes para publicar otra colección en español?

Hemos estado hablando de publicar mi último libro, In That Endlessness, Our End, que ganó el premio Bram Stoker 2021 a mejor antología de relatos cortos. De una forma u otra me encantaría volver a trabajar con La biblioteca de Carfax.

¿Qué cree usted que es lo más importante que debe lograr un cuento?

Atrapar a la gente, hacer que siga leyendo hasta el final, e implantar algún tipo de semilla que permanezca incluso después de que el resto de la historia haya terminado. Para mí, las mejores historias que he leído me han hecho, o querer continuar su narrativa o escribir la mía propia.

¿Lee usted literatura latinoamericana o hay algún autor/a que escriba en esta lengua que le interese?

Lamentablemente no he leído tanta ficción traducida como debería, no importa de dónde venga. Espero rectificar eso en la próxima década de mi vida. Pero si tuviera que pensar en alguien que escribió en español que influenció mi propio desarrollo, definitivamente tendría que mencionar a Federico García Lorca y su conciso y gótico sentido de la imaginería, su valentía, su sensualidad. Su poema “Gacela de la muerte oscura” me impactó mucho la primera vez que lo escuché recitado por Joan Baez en su álbum Baptism. Tenía que encontrar más, y lo hice. ¡Ahí tienes a un tipo con un don para los monólogos!

¿Qué consejo le puede ofrecer a los jóvenes autores que la ven como ejemplo y quieren abrirse su propio camino en el género del terror?

Escribe y sigue escribiendo, envía manuscritos y no pares de hacerlo; escribe exactamente lo que sea que quieras escribir y no te preocupes por lo que es o por el resultado. No importa lo raro que creas que eres, hay alguien ahí fuera esperando a escuchar las historias que tienes que contar, alguien a quién inspirarás y que estará encantado de verse reflejado en tu trabajo. Y guarda tu dolor; algún día, como se dice, te será útil.

¿Cuáles son sus libros de cuentos de terror favoritos?

Los libros de sangre de Clive Barker, Roja como la sangre de Tanith Lee, Two Worlds e In Between de Caitlin R. Kiernan, las obras completas de Clark Ashton Smith, El umbral de la noche y Las cuatro estaciones de Stephen King, Casas sin puertas y Magic Terror de Peter Straub e Historias de fantasmas de M.R. James.

Por último, ¿cuáles son esas escritoras/es que usted considera que más han influenciado su narrativa? Barker, Lee, Straub, King, Kiernan, Gwendolyn MacEwen, Michael McDowell, Harlan Ellison, Kathe Koja, Billy Martin (Poppy Z. Brite), Anne Rice, John Langan, Laird Barron, Marjorie Bowen, Alan Garner, S.P. Miskowski, Neil Gaiman, Frank Miller… la lista sigue y sigue. Creo que probablemente les robo a todos los que he leído y disfrutado, al menos un poco. Me muestran lo que se puede hacer, lo que se permite, que es cualquier cosa, y todo.