Entrevista, Roberto Burgos Cantor

No. 6.373, Bogotá, Lunes 15 de Abril del 2013 
Un buen libro es aquel que se abre con expectación y se cierra con provecho. 
Amos Bronson Alcott 

Roberto Burgos Cantor 

Este libro de cuentos varios lo han leído como novela 

Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras

Siempre ha existido la expectativa de un nuevo trabajo literario de Roberto Burgos Cantor, porque cada vez propone cosas nuevas, situaciones, personajes, ideas, tramas, angustias, logros, abrazos y amigos. Por eso este nuevo libro vuelve a llenar de alegría a sus seguidores pues son muchos cuentos reunidos en un libro y que se leen casi como una novela, uno detrás de otro con la fascinación de una obra total. 
Hace un par de años tuvimos la grata ocasión de entrevistar a Roberto sobre el tema del cuento y nos dijo: 
– El cuento es un pariente muy cercano de la poesía. Su orden cerrado, sus hallazgos repentinos, las revelaciones de una intuición capaz de dar cuenta de lo innombrable, son elementos que se conjugan para potenciar su capacidad de seducir, encantar, fascinar. Es probable que en esa manera delicada y poco deliberada de acercarse a lo invisible esté el secreto de su talismán secreto, como si cada palabra ahondara en el orbe del misterio, de aquello que brota sin requerir desarrollos progresivos. 
– ¿En dónde radica la dificultad para escribir un cuento? 
– La verdad es que en todas las artes subyace un elogio a la dificultad, No hay arte fácil. Siempre se está proponiendo un riesgo, una revelación, muchas veces incomprendida en su momento. Así en el cuento al construir su orden cerrado, exacto, misterioso, sin ripios, se enfrenta el escritor al arte del joyero de miniaturas: mostrar un mundo en eso minúsculo que en lugar de disminuir agigante la percepción, profundiza la inquietud, torna incomodo a lo real. 
– ¿Qué cuentistas te han robado el alma? 
– Para responder con verdad hay que volver otra vez a la edad del asombro: ese momento en el cual el escritor o quien pretende serlo (siempre, cada vez, se pretende serlo) está en la incertidumbre de afinar su radar, de buscar lo que quiere y lee como loco. Ese asombro de esa edad es inolvidable e irrepetible. Después uno se convierte en un lector utilitario, se la pasa dasarmando mecanismos narrativos, para nada, porque perdió la inocencia. Se lee entonces por afinidades. Nada vuelve a ser igual. De esa edad del asombro: “Dublineses” del que sabemos. “Al final del juego” y “Las armas secretas” de Julio Cortázar. “El Hacedor” de Jorge Luis Borges (Serán cuentos ¿? ), “El llano en llamas” de Juan Rulfo, “Los funerales de la mama grande” de Gabriel García Márquez. Varios de Hemingway. Álvaro Cepeda Samudio. Somerset Maugham. “La muralla china” de Franz Kafka. Estos trece de William Faulkner. Todos los de Juan Carlos Onetti (se aprende mucho de los fracasos). Así en la paz como en la guerra de Guillermo Cabrera Infante. Joao Guimaraes Rosa, Rubem Fonseca. 
Ahora lo volvemos a abordar para que nos hable de su nuevo libro de cuentos. 
– ¿Cómo surgió la primera imagen de tu nueva libro? 
– Fíjate que este libro de cuentos varios lo han leído como novela. No sé si ello tenga que ver con su estructura o con algo que a mí se me escapa. Ocurre entonces, que en algunos de estos cuentos vino una imagen a propiciarlos, una mironería, una frase, un recorte de periódico, un oído impertinente oyendo lo que le cuentan a otro. 
– ¿Al igual que tus otras obras, éste libro tiene mucho de autobiográfica? 
– A medida que el escritor escribe sus cuentos y sus novelas, se presenta una creciente sustitución según la cual va dejando de ser lo que alguna vez fue para constituirse en sujeto literario. Ya todo es él, él despojándose y nutriéndose también de las ficciones que de alguna manera son su territorio único, o, como para recordar a Benjamín, su Dirección única. 
– Tus obras siempre tienen un dejo de nostalgia ¿Ésta siempre te acompaña? 
– Sí. La nostalgia de lo inasible, de lo que te lleva a buscar. 
– ¿Cuánto duró el proceso del primer borrador? 
– Creo que algo más de dos años. 
– ¿A veces es complicado para el escritor encontrar los títulos acertados para sus novelas? 
– Con los años uno comprende que los títulos son arbitrarios, pero tiene su complicación encontrarlos. 
– ¿Este reciente libro va dirigida a amigos especiales o para todo tipo de lectores? 
– Este libro de cuentos puede ser leído por todos. El lector es más inteligente que las clasificaciones que suelen hacerse. A propósito, es el primer libro que publico que carece de una dedicatoria específica, pero todos gozarán sus guiños, sus travesuras, y serán solidarios con los motivos de sufrimiento, sean estos íntimos o sociales. 
– ¿Cuál es el tema central que predomina en el libro? 
– Muchas veces, cuando los cuentos son concebidos desde el principio como un conjunto, como un libro de cuentos, desprenden o una sombra o un cable que los articula y está más allá de los temas, del lenguaje, de las soluciones narrativas. En El secreto de Alicia, parecería ser, y lo digo como lector de mí mismo, la evidencia de que el ser humano vive preso, en cualquier época, de las mismas ansiedades y choca con imposibilidades semejantes. 
– Eres incansable escribiendo…¿Por lo tanto ya tienes en salmuera la siguiente novela? 
– Avanzo en la nueva novela que estoy escribiendo. 
– ¿Cómo ves esta nueva edición de la Feria del Libro? 
– No estoy muy informado, pero uno siempre espera por la vieja noción de progreso que nos inculcaron que cada acto posterior esté más cerca de la perfección y sus renovaciones. 
– ¿Qué recuerdos te trae Portugal? 
– Pessoa, una linda película de Wim Wenders, los fados, Amalia Rodríguez, un bolero: “Abril en Portugal” de Lucho Gatica, y esas voces bellas de Madredeus. Y un tranvía amarillo que con unos zapatos botados al mar vi en un documental de un colombiano que me es cercano.

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