Por: Ramiro Lagos. El interés en el campo de
la literatura hispanoamericana por parte de las bibliotecas universitarias de
los EUA, ha hecho que algunos de mis obras se cataloguen en sus anaqueles
Una de ellas ha sido mi libro titulado: Frutología de Eros, poesía y pintura. Esta obra es un
poemario escrito como tributo a la exhuberante naturaleza americana
representada en las frutas tropicales. Otro si, Frutologia es un sonetario, en parte pictórico, en que
colaboran 14 pintores colombianos, dos españoles y un estadounidense los cuales
aportan su cromático arte interpretando al óleo 25 poemas de mis 92
sonetos frutales. Valga anotarse que el viso pictórico de este
libro tuvo su motivación al contemplar en Córdoba, España, el famoso
cuadro de Julio Romero de Torres titulado “Naranjas y limones”, inspirado en la
mujer morena. Obviamente el pintor cordobés es más sugerente al llevarnos
directamente a los puntos seductores de la turgencia femenina: sus provocativas
y frescas pomas creadas y recreadas según su estilo magistral. Valga
anotarse también que la motivación literaria, me llevó a darle una nueva
lectura al Libro del Buen Amor en que, por primera vez, se destacan dos frutas
que asumen el protagonismo de ser los amantes metafóricos, como son Don Melón
dela Huerta y
Doña Endrina, fruta ésta con la que se hace en España un licor
dulcemente embriagador: el pachará.
la literatura hispanoamericana por parte de las bibliotecas universitarias de
los EUA, ha hecho que algunos de mis obras se cataloguen en sus anaqueles
Una de ellas ha sido mi libro titulado: Frutología de Eros, poesía y pintura. Esta obra es un
poemario escrito como tributo a la exhuberante naturaleza americana
representada en las frutas tropicales. Otro si, Frutologia es un sonetario, en parte pictórico, en que
colaboran 14 pintores colombianos, dos españoles y un estadounidense los cuales
aportan su cromático arte interpretando al óleo 25 poemas de mis 92
sonetos frutales. Valga anotarse que el viso pictórico de este
libro tuvo su motivación al contemplar en Córdoba, España, el famoso
cuadro de Julio Romero de Torres titulado “Naranjas y limones”, inspirado en la
mujer morena. Obviamente el pintor cordobés es más sugerente al llevarnos
directamente a los puntos seductores de la turgencia femenina: sus provocativas
y frescas pomas creadas y recreadas según su estilo magistral. Valga
anotarse también que la motivación literaria, me llevó a darle una nueva
lectura al Libro del Buen Amor en que, por primera vez, se destacan dos frutas
que asumen el protagonismo de ser los amantes metafóricos, como son Don Melón
de
Doña Endrina, fruta ésta con la que se hace en España un licor
dulcemente embriagador: el pachará.
En mi libro las frutas metafóricas, si
no son amantes, al menos se manifiestan dulcemente afectivas y efectivas
dentro de los deseos de Eros, llegando al imperial protagonismo
mítico en el cual la piña impera como emperatriz de la campiña y el
banano, como rey favorito de todas las frutas femeninas. Se destaca
en Frutología, la guanábana como la madre de las frutas, no sólo por ser
una fruta de considerable dimensión sino por las verdosas teticas de su
caparazón y por la blanca dulzura lechosa de su pulpa que invita a la lactancia
erótica. Habrá de notarse en Frutología que el dios Eros clásico aparece tanto
en el titulo como en los espacios eróticos humorísticos del poemario. Habrá de
verse además cómo el Eros de Frutologia contribuye a definir una
poesía de continuidad temática, diferenciándola de la poesía de las cuitas
cándidamente amorosas. Esta poesía de eroticidad humorística pretende ser de
carnalidad frutal. en cuya pulpa y en cuya turgencia disfrutan los sentidos del
gusto, del olfato y del tacto y los de la imaginación. El disfrute de morder
dulcemente la manzana o de comérsela o de chupar otras frutas semejantes como
el mamey, el zapote, o el melón, induce también a disfrutar del
sutil humor del libro. Con el humor y con Eros del brazo, el poeta se
pasea por el paraíso tropical, dándole a cada fruta su carta de presentación
en la sociedad del buen gusto con cierta misión plenipotenciaria en el
extranjero donde hasta ahora se esta conociendo el imperio frutal de Colombia y
otros países tropicales.
no son amantes, al menos se manifiestan dulcemente afectivas y efectivas
dentro de los deseos de Eros, llegando al imperial protagonismo
mítico en el cual la piña impera como emperatriz de la campiña y el
banano, como rey favorito de todas las frutas femeninas. Se destaca
en Frutología, la guanábana como la madre de las frutas, no sólo por ser
una fruta de considerable dimensión sino por las verdosas teticas de su
caparazón y por la blanca dulzura lechosa de su pulpa que invita a la lactancia
erótica. Habrá de notarse en Frutología que el dios Eros clásico aparece tanto
en el titulo como en los espacios eróticos humorísticos del poemario. Habrá de
verse además cómo el Eros de Frutologia contribuye a definir una
poesía de continuidad temática, diferenciándola de la poesía de las cuitas
cándidamente amorosas. Esta poesía de eroticidad humorística pretende ser de
carnalidad frutal. en cuya pulpa y en cuya turgencia disfrutan los sentidos del
gusto, del olfato y del tacto y los de la imaginación. El disfrute de morder
dulcemente la manzana o de comérsela o de chupar otras frutas semejantes como
el mamey, el zapote, o el melón, induce también a disfrutar del
sutil humor del libro. Con el humor y con Eros del brazo, el poeta se
pasea por el paraíso tropical, dándole a cada fruta su carta de presentación
en la sociedad del buen gusto con cierta misión plenipotenciaria en el
extranjero donde hasta ahora se esta conociendo el imperio frutal de Colombia y
otros países tropicales.
Finalmente quiero enfatizar que Frutología de Eros no prescinde
tampoco de la fruta de estos reinos del Tío Sam, pues se alude, como
canción protesta, a la “strange fruit,” la fruta extraña” de los “blues”
estadounidense.
tampoco de la fruta de estos reinos del Tío Sam, pues se alude, como
canción protesta, a la “strange fruit,” la fruta extraña” de los “blues”
estadounidense.