Por: Tusquets Editores/España. En 1939, el S.S.
Saint Louis fondeó frente a La Habana con novecientos judíos a bordo, a la
espera de que se autorizara su desembarco. Daniel Kaminsky y su tío, en el
muelle, confiaban en que sus parientes utilizarían como salvoconducto un lienzo
de Rembrandt perteneciente a los Kaminsky desde el siglo XVIII. Pero el plan
fracasó y el barco regresó a Alemania. En 2007, el hijo de Daniel viaja desde
Estados Unidos a La Habana para aclarar qué sucedió con su familia y con el
cuadro, una imagen de Cristo cuyo modelo, otro judío, quiso aprender a pintar
con el maestro holandés.
Saint Louis fondeó frente a La Habana con novecientos judíos a bordo, a la
espera de que se autorizara su desembarco. Daniel Kaminsky y su tío, en el
muelle, confiaban en que sus parientes utilizarían como salvoconducto un lienzo
de Rembrandt perteneciente a los Kaminsky desde el siglo XVIII. Pero el plan
fracasó y el barco regresó a Alemania. En 2007, el hijo de Daniel viaja desde
Estados Unidos a La Habana para aclarar qué sucedió con su familia y con el
cuadro, una imagen de Cristo cuyo modelo, otro judío, quiso aprender a pintar
con el maestro holandés.