Hiroshima

Bella clara Ventura (Colombia)
Cómo no recordar tu nombre
en explosión en mi memoria
donde cada muerto desde su tumba
despide estas palabras:
Nunca mas… Pero nunca más
horrores como estos
pueden suceder en la Humanidad.
No resiste uno más.
Cada año desde 1945 nos habla
de un hongo mortífero
que sacudió al Japón,
sin calcular consecuencias para una nación.
Sigue siendo víctima de sus consecuencias
con hombres y mujeres mutilados
en alma y cuerpo.
En el pasado, niños y ancianos
recibieron mutaciones
en detonación cargada de energía atómica.
Una bomba en el corazón de todos.
Espectadores estupefactos.
Aún no se reponen de un shock igual.
Llevar al extremo
el exterminio de un pueblo
con ojos rasgados ante el sufrimiento.
Y me pregunto
¿cómo pudieron cometer tal atrocidad? 
que el mundo condena
y la gente llora.
Conmemorar tal fecha desgarra el pecho.
Escudo pronto a la entrega
para evitar que algo así vuelva a suceder
ante la impotencia de miradas en lágrimas.
Las mías regadas sobre la Historia
que me avergüenza como ser humano
bajo lunas llenas de dolor
y un sol en el poniente que gime
con la esperanza que nunca más
un genocidio sea la respuesta
a la inconsciencia de la bota militar.
Aplasta la vida en humo convertida.
Hollín que salpica el recuerdo
al poner de presente Hiroshima y Nagasaki,
lugares que hacen parte de mi geografía personal.

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