Por: Álvaro Mata Guillé
Lo singular, lo colectivo
El hambre –la necesidad vital por sobrevivir– da forma al individuo como a la comunidad, a la apetencia de lo particular y como al bien común. Conflicto no resuelto en el transitar de la sociedad, que a través de la historia, de los estalinismos económicos, religiosos, políticos, tanto de los individualismos acérrimos como de las ideologías totalitarias de lo colectivo, han producido monstruos y fantasmas, que apegados a la indiferencia –a la negación– se imponen ante la necesidad –el dolor, el pensar, el existir– del otro-otra, produciendo en las distintas épocas –también en nuestra contemporaneidad– barbarie, indiferencia, muerte.
Decadencia de la institucionalidad democrática:
banalización de lo plural y los referentes; violencia, trata de personas, blanqueo y estados paralelos; destrucción sin remedio del planeta, de la posibilidad de vida; corrupción, impunidad, odios y fundamentalismos; población en aumento con más años y necesidades, más miseria, oquedad y apetencias, muestran la urgencia de un lenguaje que de sentido nuevamente a las cosas:
a la vida como a la muerte, al presente como a la ausencia. Que re-establezca los vasos comunicantes –el equilibrio necesario– entre el ansia particular y la preservación de lo general; entre el yo y el nosotros-nosotras.
Convivir es un hecho de la existencia que obliga, ante nuestra orfandad y la presencia del abismo, ante nuestra transitoriedad que relativiza los absolutos, a decidir el cómo, el porqué, el sí o el no, de estar y permanecer, lo que somos, el qué queremos.
Y los-las poetas,
qué dicen ante el acontecer que padecemos. Algunos-algunas pernoctan junto al verdugo, los tiranos o los misóginos; otros-otras se engolosinan con lo insignificante: con la presunción, la lisonja, el compadrazgo, la ilusión de reconocimiento.
¿Y la poesía? ¿Qué dice la poesía?
La poesía no dice nada, pues no es un ente, una esencia o una cosa, tampoco “un algo” con el que hablamos, pues sólo hablamos con nosotros, con nosotras, con el misterio y el vacío, con la frialdad que nos mira desde la bóveda de piedra, con la incertidumbre:
la poesía es un lugar de encuentro donde buscamos y nos buscamos;
donde intentamos decir y comprendemos sin comprender,
donde reaparece la niebla con otro nombre,
como el mar y el viento.
(Historia y utopía, título del libro de E. M. Cioran)
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Sobre el autor: *ÁLVARO MATA GUILLÉ.
Poeta, ensayista, gestor cultural, dramaturgo. Coordinador general del Corredor cultural Transpoesía.
Sobre el autor: *ÁLVARO MATA GUILLÉ.
Poeta, ensayista, gestor cultural, dramaturgo. Coordinador general del Corredor cultural Transpoesía.