Jairo Andrade y su terror digital

El autor
caleño
Jairo Andrade, con su más reciente obra titulada Enemigos imaginarios, le da otra vuelta de tuercas a los temores contemporáneos
asociados a los avances tecnológicos.


Por: Jesús
Ovallos

Alguna vez
durante su lúcida existencia, Jorge Luis Borges planteó que
absolutamente todo estaba escrito ya, y que cada nueva obra constituía una
revisita a los conflictos clásicos. Pues bien, la era digital nos ha acercado a
temores que a principios de siglo parecían muy lejanos aún, y se han expandido
las posibilidades narrativas de nuestra época. El autor caleño Jairo Andrade,
con su más reciente obra titulada Enemigos imaginarios, le da otra vuelta de
tuercas a los temores contemporáneos asociados a los avances tecnológicos.

Publicado por
la joven e interesante Editorial Resplandor, Enemigos imaginarios consiste
en nueve relatos cercanos al Cyberpunk en los que la tecnología y el
lenguaje rompen las barreras de la realidad. La ciencia ficción y el terror se
amalgaman para acercarse al terreno fantástico de la mano de una prosa ágil y arriesgada.
Entre sus páginas hallaremos un orangután que funge como investigador privado, un
psiquiatra a quien le obsequian la cabeza encogida de un escritor tutelar, la
lucha de un hombre contra una infestación de cucarachas, un sádico cineasta
frustrado que planea una venganza espectacular, dos amigas que conversan virtualmente
y se enfrentan a una extraña amenaza cibernética, una empleada enamorada de su
excéntrico jefe y dispuesta a secundarlo en sus pretensiones, un niño que se
prepara para representar a caperucita roja y un lector asiduo de Hemingway
que conoce a un extraño semejante. Estos personajes y temáticas, atravesados
por tecnologías que hacen posible casi cualquier cosa, se enmarañan e
interactúan para formar un entretenido sistema literario que da pocas treguas
al lector.

En su primer
relato, El comisionado naranja, hallamos más interrogantes que
respuestas. Se trata de una historia cercana al género negro que siembra las
raíces del libro presentando elementos de su universo, como animales que han
adquirido la capacidad de comunicarse con los humanos, que además han roto las
barreras del espacio-tiempo y se mueven a su antojo entre el laberinto cósmico.
También conoceremos El Instituto, una entidad casi omnipotente que busca
desentrañar el universo a través del lenguaje y la tecnología, y que ha hecho
posibles muchos de los elementos fantásticos del libro. Al adentrarnos en sus
páginas, nos encontraremos al doctor Mora, una de las cabezas del dichoso
organismo, y cuya búsqueda por revelar los misterios de la existencia lo
involucran en situaciones oscuras e intrigantes. El doctor Mora, por supuesto,
es una clara referencia al Doctor Moreau de H.G. Wells, pues entre los
experimentos y logros del instituto se cuenta el dotar a los animales de capacidades
humanas y hasta meta-humanas. En el doctor Mora vemos a un Ubermensch,
capaz de lograr todo y sin más limitantes éticos o morales que los
autoimpuestos, pero que a pesar de ello debe enfrentarse a las consecuencias de
sus actos.


 A Jairo Andrade lo secunda su mirada acuciosa, desde la que fabula una cotidianidad asediada por anomalías digitales, así como su extraordinario talento narrativo.


Más allá de los
elementos tecnológicos que la componen, delimitar Enemigos imaginarios
entre la ciencia ficción sería recortar el verdadero alcance de la exploración
literaria y humana de Jairo Andrade, y para ahondar un poco me serviré
del campo audiovisual para establecer puntos comparativos. Aunque la
ambientación de la obra tenga elementos en común con producciones como Black
Mirror,
como la presencia de algún elemento tecnológico excepcional en un
contexto espacial contemporáneo, la ágil y arriesgada tendencia al terror de Enemigos
imaginarios
la hace más cercana a otra serie: Love, death and robots. Incluso,
creo no equivocarme al afirmar que la propuesta de Andrade puede
enmarcarse entre algo que bien podría llamarse Terror Digital. Sobre el
estilo del autor, afirma Andrés Mauricio Muñoz: «A Jairo Andrade lo
secunda su mirada acuciosa, desde la que fabula una cotidianidad asediada por
anomalías digitales, así como su extraordinario talento narrativo
».

En el libro
predomina la narración en primera persona, con la notable excepción del cuento El
instituto del instinto
, que nos hace testigos de una conversación por vía
de mensajes de chat. Esto es un elemento interesante si se tiene en cuenta que
refuerza en el lector la noción de ser un intruso en historias en las que la
privacidad es un concepto muy ajeno a las vivencias de los personajes, esto debido
a la capacidad de algunos de ellos de aparecer en cualquier parte, ir y venir
entre el pasado, el futuro, e incluso entre las otras historias que componen el
libro.

Hace poco, en
franca charla con un escritor amigo, hablamos de cómo los buenos libros parecen
inagotables. No me atreveré a decir que Enemigos imaginarios sea uno de
estos libros, pero sí es posible decir que cada repaso a sus historias devela
algún misterio agazapado en los entresijos del espacio-tiempo, y volver a sus
líneas permitirá comprender mejor ese universo terrorífico digital que Jairo
Andrade ha venido construyendo desde sus trabajos anteriores y que encuentran
un punto culmen en este libro. Puedo decir que Enemigos imaginarios es
un recordatorio de que, aunque ya todo está escrito, aún queda todo por
escribir.




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