Jekyll y Hyde en versión de Catalina Navas


Estamos acostumbrados al ejercicio
de hacer versiones en otros formatos pero desdeñamos las adaptaciones
literarias

Por Pablo Concha*
El extraño caso del
doctor Jekyll y Mr. Hyde
de Robert Louis Stevenson, publicado por primera vez en 1886, se ha
convertido en un clásico no solo de la literatura de terror sino de la
literatura en general y con mayúsculas. Su influencia en la cultura popular es
innegable y enumerar todos los ejemplos de las producciones del género llenaría
un artículo completo. Como la gran mayoría de obras clásicas, con el paso del
tiempo y su efecto en posteriores libros y autores, va adquiriendo el carácter
de sagrado, intocable, algo para reverenciar. Por ello, pensar en modificar
algún elemento de la misma sería considerado sacrílego, pecado, un crimen,
impensable por cualquiera con un mínimo de sensatez y decencia. Por otra parte,
en el crecimiento y evolución como lectores –y escritores (los que lo
son/somos)– aprendemos que ninguna obra, por encumbrada que esté o galardones
que tenga, está exenta de crítica y análisis profundos. Y así como los clásicos
pueden tener muchas virtudes y genialidades (lo que los llevó a estar en esa
categoría en primer lugar), algunos tienen imperfecciones y detalles que
hubieran podido mejorarse. Esto es precisamente lo que está haciendo editorial
Planeta con algunos clásicos de la literatura de terror. Bajo el sello Destino, este año vieron la luz
versiones “alternativas” y mejoradas de clásicos de H.P. Lovecraft, Mary Shelley
y el propio Stevenson.  
La
encargada de esta versión de El extraño
caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde
es la escritora bogotana Catalina Navas, docente y autora de Camino
de hielo
(Planeta lector, 2019) y Las
mujeres de la Independencia
(Planeta
Junior, 2019). La adaptación de Navas,
ilustrada por el caleño Juan Gaviria,
más que reescribir o modificar la obra clásica de Stevenson, es un trabajo de estilo y corrección editorial que ayuda
a que el texto fluya armoniosa y poderosamente. Navas no cambia ningún elemento angular del libro; el escenario es
el mismo (Londres en el siglo XIX), así como los personajes, el desarrollo de
la historia, las partes en que está dividido el libro, etcétera. Más que
agregar detalles nuevos o recargar la historia con elementos modernos, Navas simplemente corrige y pule
detalles en la prosa de Stevenson,
suprime alguna frase ruidosa en el texto y afina los diálogos para que suenen
más reales. En últimas, lo que hace cualquier bendito corrector de estilo en
una editorial: mejorar el texto que llega a sus manos y ayudar en la tarea de
hacerlo perfecto.
Los
amantes de la obra clásica pueden descansar en paz; aquí no se ha cometido
ninguna desfachatez como darle al Dr.
Jekyll
un celular o un computador o cambiar la época en la que transcurre
la historia. No, todo eso está intacto. Lo que ha hecho Navas es “modernizar” el lenguaje y hacerlo más asequible para los
lectores de hoy. Recuerden que El extraño
caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde
fue escrito hace más de dos siglos y
algunas expresiones pueden sonar hoy día anquilosadas o muy barrocas, ruidosas,
y el trabajo de la escritora bogotana fue suavizar ese lenguaje sin llegar a
modificar las ideas centrales o la trama del libro, para lograr una lectura más
fluida y, quizás, amena. Fue un trabajo de edición más que de reescritura que
funciona muy bien para los que nunca leyeron esta obra. Para los más jóvenes
que apenas se están dando cuenta de su existencia, es una excelente oportunidad
de disfrutar de esta intrigante historia de uno de los visionarios de la
literatura.
Hemos
invitado a la escritora a este espacio dedicado a los libros y las letras a responder
unas preguntas sobre esta adaptación:
─¿Cómo se dio su
participación en este proyecto?
En
Planeta querían hacer una colección de clásicos de terror revisados, la idea
era hacer una versión de autor, no solamente una traducción. Algo parecido a lo
que pasa cuando un cantante hace un cover de una canción, o cuando un director
hace su propia versión de una película que se ha hecho antes. Estamos
acostumbrados al ejercicio de hacer versiones en otros formatos pero desdeñamos
las adaptaciones literarias. La colección es una apuesta por romper con esa
idea.
─Las obras clásicas
tienen en muchos casos una cualidad sacrosanta. ¿Tuvo usted algún temor a la
hora de embarcarse en la tarea de reescribir El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde?
Por
supuesto, Jekyll es uno de mis
libros favoritos del siglo XIX, había que tratarlo con respeto y cariño, sin
olvidar mi propio lugar de enunciación como habitante de este siglo. Los
lectores nos relacionamos con los clásicos desde la admiración pero casi nunca
desde la intervención. Asumí la tarea como un privilegio rarísimo.
─¿Cuáles son las
diferencias principales entre la versión original de Robert Louis Stevenson y
la suya?
Como
me gusta mucho el género epistolar no me pude contener y escribí una carta más.
Sentía que había un personaje que debía una explicación así que la añadí. Fue
una de las licencias creativas que me tomé. Hice también una intervención
antipatriarcal: en la versión original los personajes femeninos aparecen
únicamente como víctimas, al punto de que no hablan, solo gritan y aúllan. Me
tomé la libertad de que los personajes articularan denuncias y quejas, que se
apropiaran de la historia de Hyde
desde la palabra pensada y no solamente desde el grito de auxilio.
─Más que una versión
alternativa o diferente de la obra de Stevenson, la impresión que da al leer su
interpretación es que se trata de una versión mejorada, sin cambios drásticos respecto
al original. ¿Sería correcto afirmar que su labor fue más de corrección que de
re-imaginación del texto original?
No
alteré en nada la trama original porque me parece impecable. Hubo cambios en la
sintaxis de las oraciones y en el ritmo. Modifiqué también las descripciones
originales, que fueron hechas para una época en la que las personas no consumían
imágenes artificiales en la medida en que nosotros lo hacemos.
─¿Usted trabajó sobre
el original en inglés, o sobre alguna de las traducciones al español que han
aparecido desde que fue publicado el libro?
Trabajé
con el original en inglés como lugar seguro al que volvía siempre y con la
traducción de Javier Escobar cuando dudaba.
─¿Recuerda cómo fue su
primer encuentro con El extraño caso del
doctor Jekyll y Mr. Hyde
?
Lo
leí primero en el colegio y me asustó. Supongo que era la época en la que
empezaba a recorrer las calles sola y descubría una ciudad en mis propios
términos. Mis primeros recorridos de Bogotá están ligados a la ciudad tenebrosa
de Stevenson. Me bajaba de noche sola del Transmilenio y los policías con sus
bolillos se me parecían peligrosamente a Hyde con su bastón, en los sonidos de
los hombres que caminaban rápido detrás de mí temía encontrarme con el
monstruo. Ahora, en la treintena, el libro me resonó distinto. Me angustió el
asunto de la salud mental y su fragilidad, algo que no había visto en la
primera lectura. Cuando era adolescente sentía el peligro acecharme solo a mí,
ahora entiendo que el monstruo del desequilibrio nos observa a todos.
─¿Existe algún otro
clásico de la literatura de terror, o de la literatura en general, que le
gustaría revisitar?
Uno
de mis sueños literarios es hacer una traducción/versión de Lolita de Vladimir Nabokov.  Ese es un
libro que no he terminado de entender a pesar de que lo he leído más de siete
veces. Cuando lo leo tengo la sensación de tener una matrioska entre las manos:
apenas uno entiende algo, o cree entender algo, el libro se abre a una nueva
capa de sentido. Es como el dulce infinito del que hablaba Jairo Aníbal Niño en su libro infantil sobre la Constitución del
91. Creo que solo entenderé plenamente Lolita
cuando lo pase por el matraz de mi propia escritura. También quisiera
traducir/versionar algunos poemas de Yeats
o de Whitman. Hay algo que me
sosiega en el acto de traducir y de acercar las lecturas que uno ha querido al
propio pensamiento.
─Para los lectores que
apenas están descubriendo a Robert Louis Stevenson, ¿qué otra obra suya les
recomendaría leer?
Solo
he leído La isla del tesoro y me
pareció aburridísimo, nunca he podido con los piratas. Pero para mantenernos en
el género y en la época, déjenme recomendar Carmilla
(escrita por Sheridan Le Fanu en 1872), un libro de vampiras que
precedió a Drácula. Y para volver a
la colección de clásicos oscuros de editorial Planeta, recomiendo Frankenstein en original y en la versión
de Andrea Mejía.


 *Pablo Concha
Escritor colombiano,
autor del libro de cuentos de terror
Otra Luz (2017) y colaborador
literario en Libros & Letras.




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