No. 6.185, Bogotá, Domingo 7 de Octubre de Septiembre del 2012
Cuando se tiene cierta moral de combate, de poder, hace falta muy poco para dejarse llevar, para pasar a la embriaguez, al exceso.
Marguerite Duras
Jorge Franco, el escritor sin adjetivos esdrújulos
Jorge Franco foto tomada de Lainformacion.com |
Por: Vivian Murcia González / Portalvoz / Madrid
“Una de las cosas que más envidio de Jorge Franco es su prosa limpia. Su precisión en el lenguaje, la capacidad de elevar la temperatura sin entrar en la alharaca del exceso de adjetivos”. Así daba inicio la escritora española Almudena Grandes al lanzamiento del libro Santa suerte del colombiano Jorge Franco. Él presente y sonriente, con la timidez que le corresponde el hecho de que una de las más sobresalientes del panorama literario lo elogie, no pudo más que agradecer tan sublimes palabras. Pero merecidas. Jorge Franco, antioqueño de nacimiento pero bogotano de adopción vino a Madrid a presentar su última novela y con ésta la oportunidad de reafirmarse como uno de los autores más modernos – que sin sobrecargos y sin dramatismos pasmosos – retrata una realidad colombiana que no puede ser menos que novelada. Si en Rosario Tijeras la inmersión a su colombianidad la hizo a través del tema del narcotráfico, en Paraíso Travel lo hizo a través de la desventura del ser inmigrante… temas todos que preocupan a una sociedad descompuesta.
En Santa Suerte Franco ya empieza a desmarcarse; toma el riesgo de adentrarse en la intimidad. Por supuesto, vuelve y lo hace desde una mirada femenina esa que tan bien se le da, según el escritor, porque creció como minoría masculina en una casa repleta de mujeres “habladoras” en Medellín, que le enseñaron “la maldad” de las féminas.
Esa maldad tiene sus referencias en Santa Suerte. La novela, que en el fondo es un reclamo sobre la insatisfacción personal, tiene como protagonistas a tres hermanas que viven solas en su casa, padecen cada una el drama de estar vivas e infelices. Tres mujeres disímiles en carácter pero que comparten la locura de ser masoquistas.
El auto maltratarse puede ser el más terrible de los actos violentos. Una mujer se casó con el asesino de su hijo y tuvo gemelos. No puede ser menos que una masoquista enferma. «Esa parte de la historia me llegó en una crónica que leí: una mujer se fue a vivir con el hombre que mató a su pequeño, alegaba que con el apoyo de un sacerdote pudo perdonarlo, pero tenía un ‘raye’ previo, una capacidad increíble para buscar el dolor», cuenta Franco sobre Jennifer una de las protagonistas de Santa Suerte en la que trabajó durante cuatro años.
Amanda y Leticia son las otras protagonistas del libro. La primera, también masoquista, vive encerrada escribiéndole cartas a un hombre del que se enamoró y que la dejó en la octava cita, después de decirle que la llamaba al día siguiente. «Por eso vive pendiente del teléfono», comentó Jorge Franco.
El deleite de la novela está en descubrir, poco a poco, los pasos en falso que dan estas mujeres que en un momento tuvieron oportunidades, pero que ellas mismas se encargaron de entorpecer; tomaron unos caminos que las fueron llevando hacia la frustración y el desencanto, convirtiéndose en cómplices de su destino.
Jorge Franco foto tomada de ElPeruano |
Lo que puede servir como una metáfora de la misma Medellín, o de Colombia, cómplice silenciosa de su propia desgracia.
Aunque viva en Bogotá después de estudiar cine en Londres, lo paisa de Jorge Franco sigue ahí. La novela está ambientada en Medellín, aunque el escritor dice que es «un espacio decorativo con algunos referentes, como el barrio Prado».
“Cuando comencé a escribir me había tomado como objetivo alejarme de Medellín pero sentí que estas mujeres estaban sin piso, necesitaba un contexto, así que entró Medellín a formar parte de esta historia; un espacio que da para plantear problemáticas tangenciales como la migración de la provincia a la ciudad y el posterior desencanto que despierta la urbe… en definitiva, el fracaso de los sueños”, comentó Jorge Franco.
Tal vez por eso su novela comienza de manera funesta:
“Todo se vino abajo: la casa, los sueños, el esfuerzo, los recuerdos, los años vividos, el tiempo muerto, los pesares, los secretos que guarda toda casa. La historia acumulada en cada objeto, en la desidia interior de los cajones, en las marcas que los cuerpos dejan en los muebles, en la memoria que cuenta cómo fue la vida, qué hábitos, qué vicios, qué gustos, qué olvidos tuvieron los que habitaron esa casa que se quemaba con su pasado y una mujer adentro”.
Portada de Santa suerte de Jorge Franco |
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