Por: Jesús Ovallos
Transcurría 1970 cuando un acorde tritónico, salido de las falanges proteicas la Gibson SG de Tony Iommi, cambió el panorama de la música para siempre. El mundo empezaba a aburrirse de las tonadas que exaltaban el Flower Power, comprendía que el apocalipsis nuclear estaba cerca y que la sociedad estaba podrida desde hace más tiempo del que deseamos aceptar. Con el álbum homónimo de Black Sabbath nació oficialmente el heavy metal, y con él, una acérrima legión de seguidores desencantados con la realidad, pero conscientes de que cambiarla no estaba al alcance de sus manos. Latinoamérica no fue ajena al fenómeno musical; de ahí que muchos jóvenes de estas latitudes acogieran los sonidos de las guitarras distorsionadas, los potentes bajos eléctricos y las frenéticas baterías, a cada cuál más ruidosa y brutal. Antonio Ortuño (Zapopan, 1978) no fue ajeno al amor por este nuevo ritmo y sus respectivos herederos. Así nació La Armada Invencible (Seix Barral, 2022).
Yulian, personaje principal y uno de los narradores de la novela, ve pasar a Barry, el frontman de La Armada Invencible, y rememora y reflexiona sobre su época como bajista de su antigua banda de metal. Se gana la vida como ilustrador de la empresa de laminados del Gordo Aceves, un aspirante a baterista que a su vez era amigo y el mayor fan de la desaparecida banda. A Barry se le cruza la idea de revivir a La Armada Invencible, que se había disuelto el mismo día que su antiguo baterista había caído víctima de una sobredosis, poco tiempo después de que su guitarrista, apodado el Mustio en honor a Dave Mustaine de Megadeth, les confesó que se iría de la ciudad para comenzar una carrera universitaria. A partir de ahí el relato vuelve al presente, unos veinte años después, cuando Barry visita al Gordo Aceves y Yulian a la fábrica de laminados para convencerlos de reunir a La Armada. Entonces, All Hell’s Breakin’ Loose,
La historia se divide en dos partes, el Lado A y el Lado B, como no podía ser de otra forma para homenajear los casetes, método de promoción por excelencia de las nuevas bandas de la época como Metallica, Megadeth, Anthrax. Son diez capítulos que llevan por nombre los diez covers con que La Armada Invencible quería darse a conocer, canciones icónicas del heavy y thrash.
“Nos trataban de güeros, pero nosotros sí teníamos razón”: Barry.
Si es posible definir un tema principal de la novela, se puede afirmar que es la nostalgia. Un grupo de cuarentones en plena midlife crisis que se resisten al paso del tiempo, a los cambios estéticos y los nuevos valores de la humanidad, y se aferran a un pasado más ingenuo y feliz, como la juventud misma. En las interacciones de la banda se aprecia la negación de la constante lucha entre generaciones, y que están viviendo con los jóvenes lo mismo por lo que ellos pasaron con su propia ascendencia. Sin embargo, esa nostalgia trae consigo un cierto afán de actualización, que en la historia se manifiesta con la banda sonora que elige Barry para “El Hangar”, la antigua guarida que ha sido recientemente adquirida por el líder de la banda, y en la que en vez de las viejas tonadas que los unieron, ahora presenta versiones edulcoradas realizadas por artistas nuevas (y guapas en su mayoría) que no acaban de convencer a Yulian, pero dan un nuevo espíritu a las canciones que tan populares fueron en los ochenta.
La novela también va sobre la lucha por la permanencia de los ideales propios. Los protagonistas buscan vigencia hasta en el aspecto físico. El gordo Aceves y Yulian terminan arrastrados por Barry a una inclemente rutina de ejercicios, en lucha contra la decadencia, ya sea a nivel individual o social (desde la perspectiva de este grupo que se considera a sí mismo marginado). Barry busca conservarse joven y atractivo, mientras Yulian parece haberse echado a la muerte tras su traumático divorcio con la Lupe; por su parte, el Gordo Aceves lleva un matrimonio feliz, una esposa que lo apoya y un futuro económico que parece asegurado tras heredar el negocio de su padre.
“La amistad sin humillación, entre hombres lo sabemos, no es más que puro aprecio”: Yulian
La concepción de lealtad también es un elemento importante, pues se aprecian los códigos implícitos en la lealtad masculina, la amistad entre “machos” con los que muchos hombres latinoamericanos nos sentiremos identificados. La complejidad de los personajes hace que sus actuaciones, aunque cuestionables, puedan ser comprensibles, y allí radica otra gran fortaleza, pues acá la literatura se convierte en un espejo de la humanidad y no en un mazo juzgador.
Las personalidades tan dispares de los protagonistas, sumadas a las de Brenda, Luisma, Lupita, Pati, el Mustio o el Intestino, dotan a la obra de una riqueza literaria tal que cualquier final puede ser tan factible como lógico, por lo que el lector no tiene más remedio que dirigirse vertiginosamente a la página final. La tensión narrativa es administrada con maestría por la pluma de Ortuño, con drama, intriga y humor dosificados en justas proporciones, para deleite del lector. Vale destacar también los personajes femeninos, que aunque en principio parezcan un elemento decorativo o disociador, realmente poseen un carácter fuerte, desde la abnegada Pato hasta la madre del Gordo Aceves, quienes terminan imponiendo su voluntad o hallando su propio camino a la autorrealización.
Vale decir que La Armada Invencible no es apta para lectores demasiado sensibles, pues la caracterización de la masculinidad es bastante cruda, pero no por ello menos realista. La prosa es fluida, llena de acción y de metáforas tan ingeniosas como apropiadas, con guiños claros a la cultura popular y a la historia del metal que enriquecen el relato.
Con ambientes y personajes memorables, La Armada Invencible es una novela que puede agradar a un lector desprevenido que tenga la intención de leer una historia bien escrita y apasionada, que recuerda en momentos a la memorable Alta Fidelidad de Nick Hornby por sus referencias musicales y situaciones con las que cualquiera puede sentirse identificado, pero, sin duda, será una novela que los fanáticos del hard rock y el heavy metal van a adorar, pues constituye al igual que el cuento Días de Whiskey Malo de Daniel Salinas Basave, una de las obras más representativas que un latinoamericano ha escrito sobre la metal militia en estos lares. Así que, con conocimiento de la escena metalera o no, La Armada invencible es una novela memorable, que difícilmente decepcionará a sus lectores. Horns on! por Antonio Ortuño, que escribió una novela honesta que muchos metaleros habrían deseado escribir.