En su más reciente libro Luna Miguel reflexiona sobre el acto de leer y esas obras que la han marcado/transformado/incapacitado y hecho alcanzar un elevado nivel de gozo.
Me gustan los libros que no se pueden definir ni encasillar fácilmente. Es algo que sucede con Leer mata (Almadía, 2022; La Caja Books, 2022; Rey Naranjo Editores, 2023) de Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990). ¿Reflexiones personales, autoficción, ensayo narrativo, todas las anteriores? No importa no saber en dónde encajarlo, el deleite para cualquier amante de la lectura permanece intacto e incluso puede ser mayor al adentrarse en esta obra que escapa a categorizaciones.
La narradora/personaje, trasunto de la escritora española, decide que va a morir antes de llegar a los cuarenta (aunque probablemente no lo diga en serio). Esta idea es reafirmada por declaraciones hechas en su momento por Alejandra Pizarnik en sus diarios y por Alda Merini en Delirio amoroso. Se pregunta entonces por lo que alcanzará a leer antes de que llegue ese día.
“Cuántos libros intactos dejamos al marcharnos, piensa ella. Cuántas ideas a medias”.
Comienza entonces algo que se podría definir como una maratón de lecturas febriles. Lee El mar, el mar de Iris Murdoch en una semana, Madame Bovary en dos días y La señora Dalloway le toma más de un mes. Se pone el reto de despachar Ulises en tres días. Lee libros sobre la lectura. “Cuánto más lee, menos ha leído. El bucle es interminable”, dice.
La narradora/personaje se llama a sí misma lectora bulímica, lectora enfermiza, lectora somática, lectora amorosa, lectora sumisa, a medida que sus reflexiones y lecturas la van llevando por diferentes estados emocionales y por un camino de comprensión y experiencia. Habla de sí misma en tercera persona. Nos muestra entradas de su diario íntimo, que son mensajes o conversaciones con su amante, el único otro personaje de esta “novela”. Su amante es un profesor universitario, está leyendo Ulises y dedicará un mes al estudio de James Joyce, lo cual es parte de la razón por la cual ella decide leerlo, entre otras consideraciones.
“La lectura nos une como el sexo. Creo que una mujer tiene ese poder intelectual sobre el hombre. Me refiero a que yo puedo pensar con contundencia alrededor de la literatura y al mismo tiempo estar mojadísima”.
Los lectores avanzamos por una narración que es una mezcla de reflexiones incisivas, otras muy divertidas y con abundantes notas a pie de página, tan extensas algunas que en ocasiones incluso pasan a la página siguiente y obligan a estar yendo de atrás hacia adelante, y que traen a la memoria La broma infinita de David Foster Wallace.
“Leer duele de manera prosaica. Leer acapara al cuerpo en su totalidad. Una jeringa repleta de ideas, directa a la carne del brazo derecho”.
La narradora logra bosquejar teorías sobre la lectura, contrastando opiniones de diversos autores que han escrito sobre el tema, como Margo Glantz, Walter Benjamin, Vivian Gornick, Sartre, Carmen María Gaite, Marcel Proust, entre muchos.
Ella y su amante viven rodeados de libros, intercambian lecturas, impresiones. Ella lee en todas partes: en el tren, en el bus, en la playa, en la fila para ponerse una nueva dosis de la vacuna contra el COVID… “Leer sobre leer”, piensa. Recuerda parejas de escritores, pero ¿y las parejas de lectores?
“Centrémonos. La vida es el tiempo que ocurre entre coito y coito, y ella esos vacíos los llena leyendo”, nos dice. “La vida no es para ella una novela, la vida es solo vida, y tal vez sea eso lo que duele. Tanta irrelevancia”.
La lectora de múltiples nombres concluye su tesis/postulado/reflexión diciendo que “Será porque leer nos mata que al cerrar un libro renacemos. Una daga en el corazón”.
Luna Miguel es autora además de El dedo: Breves apuntes sobre la masturbación femenina (Capitán Swing, 2016), El funeral de Lolita (Lumen, 2018) y El coloquio de las perras (Capitán Swing, 2019), entre otros. Esta edición de Leer mata es publicada y distribuida en Colombia por Rey Naranjo Editores y se encuentra disponible en las principales librerías del país.