Por: Ricardo
Jaramillo/Bucaramanga/Colombia. La escritora colombiana, autora de ocho libros
de poemas y cuatro novelas, presentó su reciente libro, Lo que no tiene
nombre, en la undécima Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro 2013.
Jaramillo/Bucaramanga/Colombia. La escritora colombiana, autora de ocho libros
de poemas y cuatro novelas, presentó su reciente libro, Lo que no tiene
nombre, en la undécima Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro 2013.
Piedad Bonnett habló acerca de su novela, en la que
narra la historia de su hijo, Daniel Segura Bonnett, quien víctima de
esquizofrenia tomó la decisión de acabar con su vida.
narra la historia de su hijo, Daniel Segura Bonnett, quien víctima de
esquizofrenia tomó la decisión de acabar con su vida.
Bonnett inició la presentación con una lectura al
público de las dos primeras páginas de la novela, que empezó a escribir a los
dos meses de la muerte de su hijo, el 14 de mayo de 2011. Para la autora la
escritura es un recurso de escape o de salvación del mundo que no le gusta del
todo y por eso lo ha hecho desde su infancia, según afirmó.
público de las dos primeras páginas de la novela, que empezó a escribir a los
dos meses de la muerte de su hijo, el 14 de mayo de 2011. Para la autora la
escritura es un recurso de escape o de salvación del mundo que no le gusta del
todo y por eso lo ha hecho desde su infancia, según afirmó.
“La gente debería de escribir más sobre lo que le
atormenta”, afirmó, pues aunque ella nunca pensó que el libro sería un
instrumento para pasar el duelo, descubrió que aunque lloró muchas veces
durante su creación, eso le ayudó con la sanación.
atormenta”, afirmó, pues aunque ella nunca pensó que el libro sería un
instrumento para pasar el duelo, descubrió que aunque lloró muchas veces
durante su creación, eso le ayudó con la sanación.
Agregó que al momento de escribir “Lo que no tiene
nombre” tuvo cuidado de no caer en la sensiblería. “Uno no tiene derecho de
manipular afectivamente a los lectores”, por eso usó un lenguaje “seco, sin
metáforas brillantes”, pues la historia por sí sola ya era suficientemente
dura.
nombre” tuvo cuidado de no caer en la sensiblería. “Uno no tiene derecho de
manipular afectivamente a los lectores”, por eso usó un lenguaje “seco, sin
metáforas brillantes”, pues la historia por sí sola ya era suficientemente
dura.