La simbología en los poemas de Delmira Agustini

Por: Diana Alejandra Ochoa/ Bogotá. La gran cantidad de símbolos que se encierran en la poesía de Delmira Agustini nos llevan a pensar irremediablemente en lo que éstos pueden significar. Palabras como cisne, amor, muerte, frío, estatua, etc. son muy recurrentes en su obra y, desde luego, traen dentro de sí una gran serie de significados que, a manera de palimpsestos enriquecen la poesía de la uruguaya. A grandes rasgos podemos observar en primera instancia el tema del amor. El amor en los poemas de Delmira Agustini se presenta aparentemente como una gran dualidad entre lo erótico, que se expresa vivamente en la cantidad de alusiones a Eros, y lo puramente sentimental convirtiéndose así en una especie de sentimiento cargado de una gran trascendentalidad. Aún así, este amor parece estar plagado de dolor como sí tanto el uno como el otro fueran sentimientos inherentes. En poemas como “Íntima” se puede ver que el amor es análogo a la salvación y que pareciera traspasar los límites de la vida monótona y se convirtiera en la vida esperanzadora en esa esperanza en la vida que a la poetisa se le antoja tan trágica: 
Las cumbres de la vida son tan solas, 
¡tan solas y tan frías! Yo encerré 
mis ansias en mi misma, y toda entera 
como una torre de marfil me alcé. 
Hoy abriré a tu alma el gran misterio; 
ella es capaz de penetrar en mí. 
En el silencio hay vértigos de abismos: 
Yo vacilaba, me sostengo en ti. 
Por su parte, el amor desde una visión erótica lo observamos en poemas como “Otra estirpe” y “Tu boca”. La vida expresada en los poemas de Delmira Agustini posee en casi todos un sabor amargo. Esto se puede observar en la recurrencia de algunas palabras como muerte, preso, cruz, tumba, etc. que nos sugieren melancolía y tristeza. Precisamente la muerte será otro de los rasgos en sus poemas. La muerte es representada como la vida calmada, tranquila y fría, que no cambia, que no despierta, una muerte en vida que aterroriza. Esto se observa en el poema “Inextinguibles”, sobre todo en los últimos versos: 
(…) Por hondas, por calladas, por buenas, por tranquilas 
un hecho o una tumba parece cada una. 
El cisne presenta una dualidad: por un lado es bueno, es claro, es prístino, orgulloso, pero, por otro lado pareciera representar de nuevo el amor erótico de la uruguaya. El cisne encanta por sus cualidades a las que no se puede resistir lo que demuestra también una clara identificación entre éste y aquella que los recita. Por último podemos referirnos a la figura de la estatua. La estatua tiene una relación estrecha con las palabras que encontramos anteriormente. En el poema que lleva este nombre, la estatua se observa como un llamado a una vida pues la estatua simboliza la nostalgia ante la vida y también un sinónimo del silencio ante la vida que desea ser expresado: 
¡Dios!…¡Moved ese cuerpo, dadle, dadle un alma! 
Ved la grandeza que en su forma duerme… 
¡Vedlo allá arriba, miserable, inerme. 
Más pobre que un gusano, siempre en calma 
Y, en el poema “Sin título”, la estatua es esta vez una imagen fría por fuera pero con un gran fuego dentro de sí.

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