Por: Carlos Castro Arias*
Úrsula Iguarán, Pilar Ternera y Remedios La Bella son tres de las mujeres que aparecen en Cien años de Soledad, la novela Premio Nobel de Literatura escrita por Gabriel García Márquez, publicada hace 50 años, inspirada en un Macondo imaginario que Gabo escuchó de labios de su abuela materna, Tranquilina Iguarán. Tranquilina puede ser la primera pista para entender que en la novela cada mujer tiene su propio universo.
El escritor Alonso Sánchez Baute hace un análisis de las mujeres que aparecen en Cien años de soledad para resaltar que, aunque en la historia se repiten los Aureliano y los José Arcadio, son pocos los nombres femeninos que aparecen más de una vez en el árbol genealógico de los Buendía.
Úrsula Iguarán es esa matriarca sinónimo de emprendimiento y empuje, que por su forma de ser quiere meterse en la vida de todos y diseñarla a su manera. Úrsula no deja en paz ni a las piedras del pueblo, acota Sánchez Baute.
Se nos quedan en el tintero Remedios la Bella y su ascensión al cielo, santa Sofía la pareja del tercer Arcadio, Babilonia y las otras que figuran en Cien años de soledad.
El escritor e investigador Alonso Sánchez Baute también destaca la rivalidad entre las hermanas por adopción Amaranta Buendía y Rebeca; las dos se enfrentan por los hombres y tienen un final similar, hundidas en la dureza de la soledad.
También está esa mujer bogotana, reina de belleza y que para Sánchez Baute es la mezquina que lleva a Macondo la solemnidad impropia de los costeños. Fernanda del Carpio es la responsable de acabar con la tradición de comer en la cocina para trasladarlos al comedor con elegantes vajillas. El escritor valduparense también la señala de ser la causante de la decadencia de Macondo.
Se nos quedan en el tintero Remedios la Bella y su ascención al cielo, santa Sofía la pareja del tercer Arcadio, Babilonia y las otras que figuran en la novela colombiana más conocida en el mundo, Cien años de soledad.