Por: Ileana Bolívar R.
Que los jóvenes no leen es una afirmación no tan cierta. Hoy, son ellos quienes leen más que los adultos, realizan actividades alrededor de la lectura, hacen encuentros para debatir sobre un libro o un autor, aprovechan las bondades de las nuevas tecnologías para opinar, recomendar y hablar de libros. Lo jóvenes han creado cientos de grupos de discusión, todos, en torno al libro.
Los niños y jóvenes buscan, preguntan e indagan en librerías, físicas y virtuales, diversos temas; algunos recurren a los autores clásicos, otros a los escritores más contemporáneos. Algunos prefieren leer sagas, mientras otros se van por la ciencia ficción, la mitología o la historia.
Consultamos a varios escritores colombianos para que hicieran sus recomendaciones literarias para los lectores juveniles e infantiles.
Ricardo Silva, Juan Fernando Hincapié, Jorge Eliécer Pardo, Dasso Saldívar, Octavio Escobar, Paul Brito, José Luis Díaz-Granados, Fernando Araujo Vélez, Enrique Patiño y Fermina Ponce hablan de esos libros a tener presentes.
Ricardo Silva Romero
Recomiendo la obra entera de Roald Dahl: de Los gremlins a Los minpins.
Creo que todas sus novelas prueban que la llamada literatura infantil es en realidad literatura de humor. Creo que dentro de la miseria y de la crueldad y el narcisismo y la estupidez que narran, y parodian, se encuentra una ternura innegable que no es nada fácil de captar.
Juan Fernando Hincapié
De literatura juvenil me gustaría recomendar Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, del escritor chicano Ben Sáenz. Fui alumno de Ben hace unos años, y es una persona muy especial y un escritor dotado de un talento y una sensibilidad muy particulares. La historia de Ari y Dante no tiene pierde.
Pasando a literatura infantil, mi recomendado es un libro de una escritora que respeto muchísimo: Ángela Cuartas. En su libro Ceiba, que obtuvo un importante premio, cuenta la historia de Iara y Alán, dos niños que buscan a Lima, una perrita perdida en medio de la selva.
Jorge Eliécer Pardo
Para jóvenes La perla, de John Steimbeck, una breve novela donde se muestra no sólo la ambición humana sino la solidaridad de la familia. Partiendo de una leyenda mexicana, el autor logra construir un argumento lleno de fascinación y entretenimiento, aventuras y desventuras.
*Foto: Mara
Dasso Saldívar
Robinson Crusoe
Daniel Defoe
En la literatura de aventuras, la Odisea y Robinson Crusoe ocupan, en este orden, los puestos más relevantes, sin dejar de ser por ello, o gracias a ello, parte de la mejor literatura de todos los tiempos. En ambos casos los héroes o protagonistas están condenados por el mar, y la recuperación de su libertad y de su felicidad dependen de una isla, aunque en sentido inverso. En el libro de Homero, Ulises lleva errando diez años por el mar, acumulando prodigiosas aventuras, y la recuperación de su felicidad solo se da cuando los dioses le permiten retornar a su añorada y verde isla de Ítaca, donde lo esperan su esposa Penélope y su hijo Laertes. En el libro de Daniel Defoe, Robinson Crusoe lleva prisionero veintiocho años, dos meses y diecinueve días, a raíz de un naufragio, y, aunque la isla y su ingenio le permiten sobrevivir y hasta ser feliz por momentos, su libertad y su felicidad plenas solo las recupera cuando es rescatado por unos piratas y vuelve a Inglaterra.
Si fuera posible recomendarles a los jóvenes lectores dos libros a la vez, éstos son los que les recomendaría por ser complementarios, por la felicidad de sus aventuras y por los dones estéticos que nos aguardan en sus páginas. Pero como hay que recomendar uno, les sugiero Robinson Crusoe por dos razones: la primera, porque siempre he pensado que es el libro que me llevaría a la isla desierta o incomunicada, ya que es el que me permitiría sobrevivir en ella y hasta escapar algún día; la segunda, por los muchos oficios útiles que acumula el personaje y por su imaginación práctica, que le permite inventar o darles a las cosas los usos más eficientes que uno se pueda imaginar, de manera que no solo estamos pensando todo el tiempo en el inmenso valor de las cosas que nos rodean (cosas en las cuales ni siquiera solemos pensar), sino que llegamos a sentir que Robinson Crusoe es el verdadero inventor de la vida cotidiana.
Octavio Escobar
A mí me gusta mucho El superburro y otros héroes de Triunfo Arciniegas. Me parece un conjunto de cuentos divertido, irónico, muy variado y cercano a la tradición del cuento popular, pero con capacidad de subvertirla. Y tiene la gran virtud de que lo pueden disfrutar lectores de todas las edades.
Paul Brito
Los amores difíciles, de Italo Calvino
Lo recomiendo porque es un libro que se hace querer fácilmente. El título de cada uno de sus cuentos está encabezado por la palabra ‘aventura’ y es precisamente lo que uno siente al leerlo: la aventura fascinante de leer y de volcarse en los personajes, en sus pensamientos y en sus vivencias cotidianas, en las cuales siempre está acechando alguna sorpresa. Pero, sobre todo, uno lo lee con la certeza de que, por muy difícil que sea el amor, siempre habrá un libro atrapándolo.
El túnel, de Ernesto Sabato
Este libro fue para mí el comienzo de un largo túnel con muchas ventanas al centro mismo de la literatura y del pensamiento, al fondo de la psicología de los personajes, de la naturaleza y las emociones humanas. La primera vez que lo leí fue al final de la adolescencia y recuerdo que era como zarpar en un barco en medio de una tormenta. Lo leí con el corazón en la boca, con celos, con rabia, con impotencia, con miedo; no sabía que un libro fuese capaz de sacudirme así, de remover tanto las entrañas. Por eso no fue difícil comprender un día a qué se refería Kafka cuando decía que un libro debía ser el hacha que rompiera el mar helado dentro de nosotros.
José Luis Díaz-Granados
El libro de los animales
No dudo en recomendar esta maravillosa obra recién salida del horno: El libro de los animales. Poemas para niños de todas las edades (Ed. Planeta, 2017), compilado por el poeta y ensayista bogotano Santiago Espinosa (1985), quien advierte en su prólogo que «todo lo que guarda nuestro corazón ha encontrado en los animales una manera de salir al mundo» y que por eso «a veces nos sentimos un poco elefantes o un poco cocodrilos, un poco pájaros».
Se trata de un divertido zoológico de letras donde conviven armónicamente pájaros y moscas, perros y jirafas, paco-pacos y gaviotas, cocodrilos y gatos, mariposas y cerdos, lagartos y lobos, y en fin, toda la gama inagotable de nuestros más inmediatos hermanos, recreados en fábulas e instantáneas por medio centenar de poetas como Federico García Lorca, Pablo Neruda, Luis García Montero, Octavio Paz, Luis Vidales, Darío Jaramillo Agudelo, Piedad Bonnett, Raquel Lanseros, Lucía Estrada, Andrea Cote, Juan Felipe Robledo, Jorge Cadavid, Catalina González, Rómulo Bustos, Mario Meléndez, Xavier Oquendo Troncoso, Felipe García Quintero y otros notables trovadores castellanos que nos traen noticias siempre frescas del reino animal.
El libro de los animales, está bellamente ilustrado por Iván Vallejo.
Fernando Araujo Vélez
Hermann Hesse, para perderse y empezar a encontrarse
Usted, señor Hesse, me llevó a dudar de la existencia de Dios, e inmerso en esa duda creí naufragar por momentos. Me sentí culpable, aunque no supiera de qué. De dudar, tal vez. Por las noches, me despertaba a cualquier hora, empapado en sudor, creyendo que Dios me había condenado y que estaba a las puertas del apocalipsis, pero usted y sus libros terminaban por salvarme. Usted me salvó siempre, señor Hesse. Cuando me sentí sacrílego y me quemé con las llamas del infierno, me aferré a Demian, al Lobo Estepario, a sus inmortales, y me creí usted, escribiendo en un cuartucho atestado de libros. Ayer vi pasar al doctor que me recomendó Demian, hace muchos, muchos años ya. Iba por una calle desierta, vestido de paño marrón, sin el bigote que lo caracterizó por tanto tiempo. Caminaba absorto, como si no hiciera parte de este mundo. Jamás lo olvidaré. Demian, su Demian, señor Hesse, pues sabrá que hubo otro de una serie de películas de terror en los años 80, me lleva a usted, y usted a él, y los dos, a un mundo fantásticamente doloroso. Por eso y por mucho más, siempre le sugiero a quien quiera hablar de estos temas profundos, que lea sus obras, que se pierda en ellas para empezar a encontrarse.
Enrique Patiño
Las sagas de Percy Jackson
Rick Riordan
Se lo compré a mi hija en una librería porque vi en la contraportada que era un libro que tocaba el tema de la mitología griega y romana, y además de eso tenía aventuras vividas por un joven atribulado por la indecisión y las arpías. Se lo dediqué y esperé que le gustara. Hoy no sólo le gusta, sino que tiene en un lugar privilegiado de su biblioteca una colección de tres sagas distintas del genial Percy Jackson.
Lo que fue, de mi parte, una adquisición intuitiva, se convirtió para ella en la mejor manera de aprender de cultura antigua de una manera divertida e irreverente. Ahora estoy leyendo yo la saga. Y entiendo por qué gusta tanto: está el humor como tono sutil de fondo, pero por encima de cualquier cosa prima la aventura con un conocimiento real del autor de las mitologías clásicas. Uno, hay que reconocerlo, se divierte como niño con su lectura. La aventura es el mejor camino posible para el descubrimiento, hoy y siempre. Y más a esa edad. Aunque a juzgar por mí, a cualquier edad es válido si un libro te da el tiquete de entrada para vivirla.
Fermina Ponce
Cuando pienso en recomendar un libro para los jóvenes de hoy, no me puedo desligar de mis hijos y de ese libro o libros que les recomendaría desde la perspectiva literaria hasta su valor moral.
Inmediatamente se me vienen títulos imprescindibles como: 20 mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, El viejo y el mar de Ernest Hemingway, Moby Dick de Herman Melville, El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas y El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra.
Si tomo en cuenta el contexto histórico que vivimos como ciudadanos del mundo, sumergidos en guerras que cesan pero no terminan, otras que parecieran detonarse a diario en las manos de las mentes irracionales y brutales de la maldad personificada; el abuso de las drogas, la ausencia presente de los padres, la necesidad de atención que buscan los jóvenes en los excesos, la adicción a la satisfacción inmediata cada vez más fuerte gracias a los medios y a las redes sociales; entonces antes de recomendar un libro, pienso en ese “(…) al final del día que es lo que persigo al sugerir un libro en particular…”.
Busco incomodar, sensibilizar, hacer pensar y regresar a los jóvenes a lo básico, al origen, a un contexto histórico que a pesar de las diferencias, tiene tanta relevancia. El título original es War horse – Caballo de batalla – de Michael Marpurgo. Una de las novelas cortas más bellas que he leído, no sólo por mi absoluta pasión por los caballos, sino por los valores de los personajes, el dinamismo con el que Marpurgo abarca los temas de la amistad, la valentía y el sacrificio, y por su posición radical pacifista. ¡Joey y Albert, son una metáfora perfecta! Este libro es de los pocos que he visto en la pantalla grande y he dicho: el director ha honrado la obra y al escritor. Spielberg hizo un trabajo precioso.