¿Para qué sirve leer poesía?

Por: Marcos Fabián Herrera
Son tiempos de pragmatismo y usura; de incertidumbre y desesperanza. Derribadas las utopías y convertidas en ruinas históricas, el hombre contemporáneo carece de un refugio que lo libere de la angustia cósmica. Buscamos paliativos para calmar las dolencias interiores, en una época en la que la tribu planetaria está obstinada en la riqueza y la acumulación. Sin quimeras comunes, y herida de muerte la solidaridad humana; los habitantes de la tierra hoy naufragan en doctrinas mesiánicas y credos fanáticos. Nos ramos da muerte la solidaridad humana, los habitantes de la tierra
Ante nuestra impotencia e insularidad, nos aferramos a fetichismos y amuletos que prometen asunciones providenciales y milagros en el pantano de la virtualidad. Los dioses, hoy se pasean en mensajes en cadena y supersticiones pintorescas. No obstante, esos actos de fe pública y religiosidad pueril, el vacío y la frivolidad invade a la especie y nos condena al hombre unidimensional que vaticinó el pensador de Fráncfort.
Si querer cambiar el mundo con la poesía equivale a intentar descarrilar un tren con los pétalos de una margarita; leerla, es un acto de fructífera inutilidad.
En un momento de primacía estólida para la política y la economía, condenas sempiternas de los hombres, esos seres minúsculos destinados a desvanecerse en el aire como un humo sin nombre; la poesía, expresión fecunda y auténtica de la creación, ha de servirnos para liberarnos de las silenciosas cadenas del consumo. Leer hoy poesía, es atisbar la libertad.

Deja un comentario