Ramiro Lagos
En España se escribe poesía para todos los gustos, incluyéndose el gusto por la rítmica poesia clásica, insuperada, o por la libre poesía en marcha de la nueva ola. Por eso no es extraño que algunos vates se hayan hecho eco de esa tendencia proveniente de de los Estados Unidos, y de Europa, conocida con el nombre de “poetry slam”. Se trata de una poesía, convertida en un torneo literario, en que la voz del vate descarga su batería verbal con humor, con reto polémico y con cierto traumatismo impactante. Es una poesía que se declama con cierta espectacularidad durante breves minutos, después de los cuales, el vate se expone a ser evaluado, no por un crítico oficioso, sino por el público, según la intensidad de los aplausos. A esta corriente, “poetry slam” pertenece el poeta, director del “Centro cultural Lista,” de Madrid, Luciano Sánchez del Águila, quien me invitó a la casa madrileña de Lope de Vega, para escuchar y valorar con aplausos a los poetas concursantes. El mismo Luciano Sánchez, caracterizado como el poeta de la larga patilla amotinada, ha sido ganador de uno de los últimos torneos poéticos. El, como hombre de teatro, representa el “poetry slam” a la manera española, dramatizando con palabras golpeadas el texto poético con cierta matización verbal irreverente .Vesele al poeta teatralizando sus ademanes con las manos levantadas en forma de arco como coronando su “poetry slam” bajo el arco triunfal de su imaginación y osadía. Lo importante a mi modo de ver de “poetry slam” es que tiene público y eco en contraste con la poesía arrítmica de la modernidad.