¿Qué y cómo leen hoy los jóvenes en Colombia? Tres voces y nuevos lenguajes

Ilustración de portada del libro Rulfo una vida gráfica, de Óscar Pantoja y Felipe Camargo. Rey Naranjo Editores

Tres autores arrojan una mirada sobre la literatura que se hace hoy en Colombia para los y las jóvenes colombianas.


Para adentrarnos en el universo cada vez más amplio y diverso de las literaturas que están leyendo los y las jóvenes en Colombia, conversamos con tres autores que, desde su orilla y en sus exploraciones personales, han creado producciones que están alcanzando a un público lector cada vez más exigente y crítico. 

Una conversación con Óscar Pantoja, Luis Silva y Juan Merino sobre la novela gráfica, el cómic y otros lenguajes narrativos que responden a las inquietudes de la juventud colombiana de hoy. 


Óscar Pantoja:

“Se está escribiendo desde la vida, desde las calles, desde la provincia, y no solo desde el escritorio.”


Escritor colombiano y profesor universitario, es uno de los pioneros de la novela gráfica en Colombia. Su trabajo mezcla la literatura, el cómic y el cine. Es autor de la novela El hijo; las novelas gráficas Gabo, memorias de una vida mágica, Rulfo, una vida gráfica y Borges, el laberinto infinito; los libros infantiles de cómic Tumaco, Cómbita y Cazucá; y las adaptaciones a cómics de Tanta sangre vista y La vorágine.


Rulfo una vida gráfica, de Óscar Pantoja y Felipe Camargo. Rey Naranjo Editores
Rulfo una vida gráfica, de Óscar Pantoja y Felipe Camargo. (Rey Naranjo Editores)

¿De qué manera crees que contribuyen el cómic, la historieta y la novela gráfica al acercamiento de los y las jóvenes a la literatura, especialmente a la canónica y a los clásicos?

El cómic es como la literatura, el cine o la poesía: cuando todos ellos están bien escritos, bien hechos, acercan a los jóvenes al arte, acercan a los jóvenes a la lectura, a la ficción. Y si esto ocurre, si el joven entra en la lectura, desarrolla pensamiento crítico, imaginación, placer, otredad. La idea es que al leer un cómic no necesariamente acerque a la literatura, sino al mismo cómic, al mismo lenguaje artístico. Si leo un cómic de Joe Sacco, el mismo lenguaje me remita a un cómic de Daniel Clowes o a uno de Julie Doucet, Keum Suk Gendry-Kim o de Art Spiegelman, etc. También puede ocurrir que un cómic remita a la literatura y que después de leer El eternauta vayas y leas Operación Masacre de Rodolfo Walsh. Esto tiene que ocurrir, pero lo valioso es que el mismo lenguaje artístico remita al mismo lenguaje para conocerlo, para explorarlo, para entenderlo, y luego sí cruce hacia otros lenguajes como el literario o el audiovisual. El cómic no es literatura, es arte secuencial, así como la literatura no es cómic, sino que es el arte de la palabra y cine es el arte de la imagen y el sonido en movimiento. Yo soy escritor de cómics, pero también soy escritor de literatura y escritor de cine; los tres lenguajes son distintos, cada uno tiene su gramática y su sintaxis, pero a los tres los une el arte. ¿Qué es el arte? El placer estético de transmitir y entender una historia contada de forma bella, así sea horrible en su contenido, pero que esté bellamente contada: Pedro Páramo, Vértigo, Hierba. Es encontrar la humanidad y su complejidad reflejada en viñetas, párrafos o fotogramas en movimiento.

¿Cómo ha sido tu experiencia y tu relación con los y las lectoras jóvenes? ¿Cómo reciben tu trabajo?, ¿qué es lo que más les gusta de ese lenguaje visual narrativo?

Siento que los jóvenes no se dejan engañar. Cuando han descubierto la lectura y quieren las historias, descubren cuáles están bien hechas, bien construidas, y se emocionan con ellas. Yo soy un afortunado con los jóvenes, les gusta los cómics que hago con dibujantes con los que me uno para sacar adelante una historia en viñetas. Me hablan de Rulfo, o de La vorágine, o de Tanta sangre vista y ahora de Neruda con mucha gratitud y emoción. Yo trato de dar lo mejor de mí, de mi escritura y de mi forma de estructurar una historia para ellos. Trato de no ser plano, obvio, estereotipado; en resumen, trato de no subestimarlos. Lo que más odia un lector joven es que lo subestimes y no trabajes duro en una obra, y le entregues algo que no tiene mucha forma ni profundidad. Hablando del cómic, en especial, les gusta la secuencialidad, las páginas de viñetas enteras y profundas que los lleva a descubrir el lenguaje de la imagen. Se quedan leyendo las imágenes y subtextos que hay en ellas. Leen Watchmen, Desde el Infierno, Aquí o Sabrina y sabe que lo que hay allí no es un pasatiempo sino una historia profunda contada a través de imágenes y textos.

¿Cómo ves a los jóvenes hoy en Colombia en su relación con la literatura?

Hablando de literatura y no de cómic, veo el paisaje literario nacional en buena forma. Muchas mujeres, jóvenes escritoras, que ganan premios y que son reconocidas internacionalmente, están dando la pelea por contar historias de otra forma. Ese es un gran punto para los lectores jóvenes. Yo mismo me uní a ese proceso con una obra juvenil que lleva una historia muy compleja. Mi novela Madre intenta contarles a los jóvenes, de otra forma, quiénes somos como país, cómo viven las mujeres de mi país. No sé si lo logré, pero lo intenté. Y siento que cada vez más, desde las universidades donde se dictan las carreras de escritura o creación literaria, van saliendo voces poderosas con mucho que decir, y eso, en un futuro muy próximo, lo van a recibir los jóvenes. Se está escribiendo desde la vida, desde las calles, desde la provincia, y no solo desde el escritorio. ¡Y en el lenguaje de cómic ocurre lo mismo! Veo un muy buen panorama para el futuro. 


Luis Silva: 

“Creo que estos jóvenes crecerán acostumbrados a leer, a tener más de un libro en sus manos y eventualmente encontrarán otras lecturas, mejor logradas y con mejores mensajes. Así ganamos todos.”


Director y productor de radio y televisión, libretista del canal regional Telecaribe. Editor de la antología de cómics Tripulación de papel (Aluna Estudios) y autor de las novelas gráficas No entres al bosque de noche y Morir juntos (Panamericana Editorial).

¿De qué manera crees que contribuyen las novelas gráficas, los libros ilustrados, las compilaciones de cuentos, etc. al acercamiento de los y las jóvenes a la literatura?

Para bien o para mal, por el fenómeno de las redes sociales, los jóvenes son más visuales que nunca. Hace veinte años jamás hubiéramos imaginado que se podrían grabar videos con tal facilidad. Todos tenemos una cámara en nuestros bolsillos. Lejos quedaron los días en los que se tenían que revelar rollos de película para ver una fotografía. Eso ha llevado que los “pelaos” entiendan y codifiquen el mundo a través de imágenes. Por eso creo que los cómics (mangas, novelas gráficas) son atractivos para ellos; estéticamente llaman la atención, “entran por los ojos”, como dicen por allí. Claro, con eso no quiero decir que los cómics sean una “puerta de entrada”, como si ese lenguaje sea menos que la literatura tradicional. Creo que los cómics son literatura igualmente respetable como cualquier otro libro tradicional. De hecho, en ese medio se encuentran “clásicos” como Watchmen o El Incal, que merecen análisis y estudios como los que se promueven en los colegios con obras como Cien años de soledad


No entres al bosque de noche, de Luis Silva, Carlos Ardila y Ninfa Pérez (Panamericana Editorial)
No entres al bosque de noche, de Luis Silva, Carlos Ardila y Ninfa Pérez. (Panamericana Editorial)

¿Cómo ha sido tu experiencia y su relación con los y las lectoras jóvenes? ¿Cómo reciben tus libros?

Sin darme cuenta, mi carrera como escritor se volcó a los lectores infantiles/juveniles. Comencé como guionista escribiendo para un programa para niños, casi por accidente, y desde allí me reconocieron como alguien que sabía escribir para ese público objetivo. Me recomendaron para otros trabajos (series animadas y educativas), y me alegra que haya ocurrido ese “accidente”. Ahora me especializo en historias para los más jóvenes y el feedback que he recibido que es que entiendo cómo piensan, que entiendo su lenguaje, sus miedos y su forma de entender el mundo. Creo que a través de mis libros y guiones puedo aportarle algo a mi público objetivo, decir lo que nadie más haya dicho, o hacerles ver un tema desde otra perspectiva. Por eso, cuando voy a emprender un proyecto me pregunto: ¿qué tengo para aportar? ¿Esto ya se ha dicho antes? ¿Esto es un buen mensaje? 

Doy muchas vueltas hasta que encuentro eso que tengo para decir y que no sea obvio, que no sea una repetición de algo que alguien más ya dijo -y hasta mejor que yo-. Y ojalá que sea sobre una problemática del ahora. Quiero escribir historias que no se podrían hacer en otra época sino en el ahora. Que le hable a los pelaos del hoy.

¿Cómo ves el acercamiento de los y las jóvenes en Colombia a la literatura?

Creo que los jóvenes están leyendo más que nunca, en parte también por las redes sociales. Leen chats, publicaciones en Facebook, y la plataforma Wattpad ha provocado un “boom” de lectores jóvenes en Latinoamérica. Debo confesar que no soy el mayor fan del contenido de la plataforma naranja (creo que allí hay muchos mensajes tóxicos), peroes innegable el fenómeno que se ha desatado. Ahora los pelaos leen en el celular y están dispuestos a comprar esos libros en formato físico. Y no son pocos. En la Feria del Libro de Bogotá se crean largas filas que parecen interminables, de lectores ansiosos por comprar el próximo libro y tener una firma de los autores. En Latinoamérica hay varios ejemplos de éxitos de ventas salidos de Wattpad: Ariana Godoy con A través de mi ventana, Boulevard de Flor M. Salvador, Alex Mirez de Perfectos mentirosos y la colombiana Eva Muñoz con sus novelas “eróticas” y de acción. Y así, la lista se extiende mucho más. Creo que estos jóvenes crecerán acostumbrados a leer, a tener más de un libro en sus manos y eventualmente encontrarán otras lecturas, mejor logradas y con mejores mensajes. Así ganamos todos. Las editoriales se permiten mantenerse a flote con éxitos comerciales y podrán publicar otros trabajos más arriesgados de escritores noveles. Y, por otra parte, nace una generación de cientos de miles de nuevos lectores. 


Juan Merino: 

“Creo que existen excelentes iniciativas para atraer a los niños y jóvenes a la lectura y desde muchos vectores diferentes: las escuelas y colegios, las redes de bibliotecas, las ferias del libro y los festivales de lectura, algunas Secretarías de Cultura, y el propio Ministerio, con una colección valiosísima, “Leer es mi cuento”.


Ha obtenido varios premios literarios en Colombia y España, y una beca nacional de novela. Es autor de los libros de relatos Las visitas ajenas (1995), Viaje al reino maravilloso (2013) y El sexto mandamiento (2015), de la novela El intendente de Aldaz (1999), y del libro infantil El campamento de verano de Gaspar Guatín (2019). Compilador y traductor de la antología de cuento joven norteamericano Habrá una vez, publicada por Alfaguara. Director académico de la Biblioteca del Centenario y asesor literario de la Red de Bibliotecas Públicas de Cali.


La bufanda de Isadora, Panamericana Editorial
La bufanda de Isadora, de Juan Fernando Merino. (Panamericana Editorial)

¿De dónde nació la idea de incluir ilustraciones en La bufanda de Isadora?

La idea fue de la editora del libro, Alejandra Sanabria, quien por cierto hizo una edición preciosa de este volumen, y se las encargó a la joven artista argentina Paula Ventimiglia. Cuando Alejandra me las mostró me parecieron muy acertadas: en primer lugar, por lo minimalistas y además porque, en la mayoría de los casos, más que ilustraciones propiamente dichas yo las veo como viñetas que hacen alusión al objeto que está narrando la respectiva historia sin “explicar” con imágenes de que objeto se trata. 

¿Cuál es tu objeto favorito del libro?, ¿qué objeto en el mundo podría contar tu vida?

Sin duda el segundo narrador del libro, que por cierto no es exactamente un objeto pues no tiene corporalidad: la voz del tenor italiano Enrico Caruso. Me parece entrañable pues la voz de Caruso es única, es inigualable, y genera cierta aprensión saber que aquella maravilla se encuentra en esa especie de limbo (“un espacio insondable, en los confines entre el extravío y la esperanza”) aguardando, anhelando, acechando la aparición de un tenor que merezca darle cabida… si es que aparece algún día. ¿Y cuál me representa mejor? Yo diría que una combinación del relato que acabo de mencionar, pues un escritor está siempre en busca de una voz propia, y el de la cometa errante, ya que estuve más de treinta años viviendo fuera de Colombia… en cuatro continentes y una decena de países.

Uno suele ver los objetos desde su funcionalidad, y usualmente no trascienden a otra cosa. ¿Por qué decidiste crear relatos desde los objetos?, ¿cuál es la clave para darles “vida” a los objetos desde la literatura?

Yo empecé a escribir cuentos muy precozmente -de hecho, me publicaron los primeros relatos cuando tenía tan solo ocho años- e invariablemente incorporaban objetos vivientes, parlantes y pensantes. De modo que esa semilla ya estaba allí, y cuando hace unos cinco años descubrí un relato de un joven tallerista cartagenero “narrado” por un ascensor, me pareció que sería una idea excelente preparar una antología, con relatos provenientes de distintos idiomas y distintos países, en que los objetos además de tener vida contaran su propia historia… Pero por más que busqué y que pregunté a amigos escritores, editores y viajeros, no encontré ninguno. Hay cientos, miles de relatos con objetos vivientes, pero invariablemente narrados en tercera persona. Así que no hubo más remedio: me tocó a mí la tarea de darle vida a esta mini antología.


Juan Merino, escritor colombiano. Foto cortesía de: Panamericana Editorial
Juan Merino, escritor colombiano. Foto cortesía de: Panamericana Editorial

¿De qué manera crees que contribuyen las novelas gráficas, los libros ilustrados y las compilaciones de cuentos, como es el caso de La bufanda de Isadora, al acercamiento de los y las jóvenes a la literatura?

Hoy en día el público -y más aún el infantil y el juvenil- es muy sensible a las imágenes: por la inmediatez en la comunicación, por su proliferación en las redes sociales y muchos otros factores. Esto hace que una serie de imágenes puedan ser muy atractivas y una manera efectiva de acercar a este nuevo público a la literatura.

¿Cómo han sido tu experiencia y tu relación con los y las lectoras jóvenes? ¿Cómo reciben tus libros?

Yo pensaría que este libro es igualmente apto para jóvenes y para adultos, y de hecho no fue concebido pensando en una franja de edad específica. Con un libro anterior -ese sí netamente infantil-, El campamento de verano de Gaspar Guatín, publicado también por Editorial Panamericana, he tenido maravillosas experiencias con lectores muy jóvenes, tanto en ferias del Libro como en colegios, pues las niñas y niños captan muy bien que además de una historia divertida es también una metáfora de Colombia en tiempos de posconflicto, de diálogos de paz, de acercamientos desde distintas posturas ideológicas y en general sobre la convivencia de todos, por más diferentes que seamos unos de otros.

¿Cómo ves el acercamiento de los y las jóvenes en Colombia a la literatura?

Creo que existen excelentes iniciativas para atraer a los niños y jóvenes a la lectura y desde muchos vectores diferentes: las escuelas y colegios, las redes de bibliotecas, las ferias del libro y los festivales de lectura, algunas Secretarías de Cultura, y el propio Ministerio, con una colección valiosísima, “Leer es mi cuento”. Esperemos que con las próximas administraciones reciba el apoyo que merece.