Fotografía tomada del material gráfico de la colección privada de Julián Franco exhibida en 4Works Studios |
Por: JULIÁN FRANCO OCAMPO.
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En marzo de 1981, el trompetista nacido en Santa Monica, Miles Dewis Davis III más conocido como, Miles Davis, se encontraba en los estudios de Columbia Records, en New York, realizando la grabación del álbum, ¨The Man With The Horn¨, álbum que tenia un significado muy importante:
Era su regreso tras seis años de silencio. Seis años en que había vivido completamente aislado, y como el mismo lo admitió después, se debió en gran parte al agotamiento artístico al que había llegado tras largos años de intensa actividad creativa, tras su presentación en el Schaefer Music Festival en 1975. Había pendiente otra presentación que se llevaría a cabo en Miami, pero Davis canceló y puso punto final hasta ese momento a su carrera creativa, hasta cuando en 1980, George Butler, afamado productor de Jazz, que para ese momento se encontraba trabajando con Columbia Records, recibió una llamada telefónica de un tal Miles Davis, quien al otro lado de la línea le decía que quería volver a la música…
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Un año después de esta llamada telefónica, y habiendo echado a rodar nuevamente la maquinaria, Miles Davis se encontraba en los estudios Columbia, con el objetivo de terminar la grabación de este nuevo álbum, que lo retornaría a la escena musical. El personal que lo acompañaba en aquella sesión era de primera: El talentosos bajista, Marcus Miller, el inolvidable saxofonista, Bill Evans, en la batería estaba Al Foster, que sería una pieza clave en los siguientes álbumes de Davis, en la percusión, uno de aquellos genios con quienes todos querían grabar, nada más ni nada menos que Sammy Figueroa, y para rematar, en la guitarra se encontraba el talentoso guitarrista de Jazz, experto en “Bebop” hijo también del conocido actor, Warren Finnerty, que entre otras películas, obtuvo un papel en esa película de culto, “Easy Rider«. Sería Barry Finnerty, quien esta vez haría las veces de guitarrista para esta nueva formación…
Pues bien, aún teniendo en cuenta el talento y la capacidad de este guitarrista norteamericano, algo muy complejo se tejía dentro de los estudios de Columbia en aquella sesión. De hecho, todo parecía ir muy bien… Había llegado el momento de la sesión de grabación de ¨Fat Time¨, uno de los temas que incluiría, ¨The Man With The Horn¨. A decir verdad, no era fácil trabajar con Davis.
En medio de la sesión, el guitarrista Finnerty, interpreta una serie de acordes, según Davis, en un estilo Funk, que no le hacen gracia al propio trompetista. Era la ultima pieza del álbum. Davis le dijo a Finnerty que no siguiera tocando aquello, pero según dijo Davis, Finnerty, continuó haciéndolo. El tema se repitió durante varias veces, hasta que finalmente, Miles intentó ponerle fin al asunto, y le dijo a Finnerty que se marchara de la sesión y que cuando regresara, tocara la música que Miles quería que aquel guitarrista interpretara…
Davis cuenta que Finnerty se marcho, y regresó al cabo de un rato. La banda comenzó nuevamente desde el principio y nuevamente Finnerty tocó en su guitarra, Gibson Les Paul de 1959, aquello que al parecer, tanto fastidiaba a Miles Davis… Inmediatamente, y sin mediar palabra, Davis tomó una botella Heineken, se acercó a Finnerty, y vació lo que quedaba del contenido de la botella, sobre la cabeza del propio Finnerty, y su preciada guitarra Les Paul de 1959, que para los coleccionistas, es el ¨Santo Grial¨ de la guitarras Gibson: El propio guitarrista de Blues, Joe Bonamassa, explica en su página Web, esa asociación, entre las guitarras Gibson Les Paul del 59, y aquel término usado en la película de “Indiana Jones y la última cruzada” de 1989 de Steven Spielberg, explicando que, así como ocurre en la película, en la cual todos quieren poseer el Santo Grial, lo mismo ocurre con las guitarras de aquel año, limitándonos exclusivamente a los hechos de la película…
Cuando algo es escaso, y todos quieren poseerlo, el precio inevitable aumenta, además de algo que agrega Richie Sambora, guitarrista de Bon Jovi, intentando explicar el por qué, del medio millón de dólares que un coleccionista, teniendo suerte, tendría que desembolsar como mínimo, para llevarse a casa una guitarra de las 650 fabricadas ese año, de acuerdo al libro de Tony Bacon, Half of a Century: Sambora dice que con respecto al año de 1959, se da como con ciertas cosechas de vinos de algunos años. Simplemente el sonido de las guitarras fabricadas durante 1959 es especial. Guitarristas como Jimmy Page, o Kirk Hammet, quien recientemente desembolsó una gruesa suma de dinero por un ejemplar de aquel año, puede dar fe.
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Gibson Les Paul «Joe Bonamassa» propiedad de Julian Franco, exhibida en 4Works Studios |
Fotografía tomada del material gráfico de la colección privada de Julián Franco exhibida en 4Works Studios |
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Pues bien, regresando a marzo de 1981, en los estudios de Columbia Records en New York, se encuentra el guitarrista de Jazz, Barry Finnerty, intentando grabar el tema titulado, ¨Fat Time¨ que será incluido en el álbum tras cinco años de silencio, por parte del trompetista, Miles Davis. Finnerty, lavado en Heineken, le recrimina a Davis que pudo ser electrocutado, dado que se encuentra con la guitarra colgada, conectado a un amplificador. Miles recrimina a Finnerty tocar algo diferente a lo previsto en la sesión en un tono fuerte, desafiante y grosero.
De acuerdo a la versión del propio Finnerty, él comienza el relato diciendo que de ningún modo quería comportarse de forma obstinada. De hecho, desde la mañana de ese mismo día, las cosas no habían comenzado bien: ¨…Me encontraba en el otro estudio grabando un demo con mi novia que además cantaba, cuando recibí una llamada de parte de Miles, comunicando que quería ensayar ese mismo día…¨Finnerty continua: ¨…me sentía presionado por mi novia, teniendo que dejar intempestivamente la sala, puesto que a Miles Davis no se le podía dar por respuesta un NO, de modo que fui a encontrarme con Miles, para trabajar en una idea que tenía en mente…¨
Fotografía tomada del material gráfico de la colección privada de Julián Franco exhibida en 4Works Studios |
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El relato de Finnerty continua contando que Davis intentó explicarle en el piano los acordes en el piano y, en lugar de lo que Davis decía sobre el hecho, Finnerty con aquella explicación intentó hacerlo de la mejor manera que pudo… Pues la cosa no era muy clara, según explica el guitarrista: Davis no era pianista, de modo que su explicación pudo ser ambigua, y cada vez que replicaba lo explicado por Davis, éste, tocaba algo nuevo… el asunto se volvió muy frustrante. Y continúa el relato Finnerty, diciendo que por el otro lado, estaba en su cabeza la imagen de su novia, esperando en el otro estudio.
¨…Miles tenía una botella de Heineken, y derrama parte del contenido de la botella en mi cabeza, y otra parte cae en mi preciada Les Paul de 1959. Me enfadé mucho, dejé el lugar, y me reuní con mi novia en el otro estudio…¨
Fotografía tomada del material gráfico de la colección privada de Julián Franco exhibida en 4Works Studios |
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De este modo, ocurre que Finnerty sin saberlo, había dejado el lugar, para nunca más volverse a reunir con Davis. Aparentemente el daño era irreparable en la relación de ambos músicos. Lo cierto de toda esta historia, es que ahora en su lugar, y por recomendación del saxofonista, Bill Evans, (a quien siempre miles pedía consejo) llegaría al estudio un nuevo guitarrista para suplir la plaza de guitarrista.
Y… por qué para Miles Davis, quien moviéndose dentro de varios géneros y combinaciones de estilos musicales, pero todo enmarcado de forma global en el jazz, resultaría tan importante la guitarra, o en su defecto, la necesidad de tener un guitarrista en su banda?
La historia se remonta a 1968, cuando Miles Davis conoce a Jimi Hendrix … (Sonido Purple Haze)
La juventud de aquel entonces, comenzó a prestar mucha atención a aquel músico de color, capaz de tocar la guitarra con sus dedos, con la lengua, con los pies, con la guitarra atrás de su nuca, aunque más allá de estas manifestaciones, esa explosión de nuevos sonidos, con la guitarra eléctrica como elemento principal, llevó a Davis a considerar seriamente añadir nuevos elementos a su música, confirmando también esa tendencia de su carácter, a inventar cosas nuevas, y empujar el jazz más allá de lo convencional. De este modo, Miles presta entonces mucha atención a la música de Hendrix y de alguna forma, directa, o indirecta esto cambia el futuro de su música, y en general, el futuro de la propia música.
Fotografía tomada del material gráfico de la colección privada de Julián Franco exhibida en 4Works Studios |
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Para este momento, comenzaba a gestarse la creación y el desarrollo del album, “In a Silent Way”, que en 1969, da lugar a lo que conoce como el comienzo de la “era eléctrica” de Miles Davis. Para este álbum, cuenta con la colaboración del guitarrista inglés, John McLaughlin muy conocido en años posteriores por su estilo, “fusión” además de haber formado parte del “trio de oro”, junto al desaparecido guitarrista, Paco de Lucía, y el norteamericano, Al Di Meola, añadiendo por primera vez a la música de Davis, un guitarrista, “eléctrico”…
Pues bien, siguiendo con esta tradición, que desde entonces incluiría en sus siguientes formaciones, músicos que interpretaran instrumentos electrónicos, se encontraban también guitarristas que no necesariamente provenían exclusivamente de un solo género musical, y luego de esa desavenencia con aquel guitarrista Barry Finnerty, en 1981 y retomando nuestra historia, el lugar de guitarrista, en la banda de Miles Davis, a puertas de lanzar su álbum de retorno a la música, volviendo a 1981, sería el neoyorkino, Mike Stern…
Nuevamente Bill Evans recomienda a Davis trabajar con Stern. De esta manera, Davis por medio de Evans, le envía el mensaje al guitarrista Stern, que si está interesado, se deje ver sobre las 6 p.m. en el estudio “B” de Columbia Records… Todo parecía encajar… Evans sabe que Davis está buscando algo más por el estilo de Hendrix. Finnerty, siendo un gran guitarrista, esta enmarcado en el estilo “Bebop”. Un estilo muy clásico del Jazz. No le puedes pedir a un guitarrista de Bebop, que toque al estilo de Jimi Hendrix…
Fotografía tomada del material gráfico de la colección privada de Julián Franco exhibida en 4Works Studios |
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En efecto, el aporte de Stern es definitivo. No hay solos de guitarra en toda la grabación realizados por Finnerty. En cambio Stern, en el primer tema se deja ver con un glorioso solo de guitarra, al más puro estalo Stern, que en los siguientes álbumes será su esencia…
En Leyendas del pop, recordando una de tantas anécdotas de la vida y obra de Miles Davis, hagamos un recorrido musical de esta “era eléctrica” de Miles Davis, desde el punto de vista de los guitarristas que estuvieron en su formación, para completar esta primera entrega de la vida y obra de Miles Davis…
Miles Davis, trompetista de Jazz. Compositor que se reinventa a sí mismo a lo largo de su carrera. El hombre de la sordina de acero Harmon, que no tuvo miedo de empujar los géneros musicales más allá de sus límites. Desde luego, no era fácil trabajar con el. La lista es larga de genios musicales que formaron parte de su banda: Winton Marsalis, Chick Corea, Joe Sawinul, Hernie Hancock, John McLaughlin, Daryl Jones. La lista es casi interminable, igual que el legado que dejó tras su deceso en 1991… Miles Davis, entrega número 1 de su vida y obra en Leyendas del pop.
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Leyendas del pop, es un programa de la Revista Libros & Letras. Mi nombre es Julián Franco. Acompañe cada semana, y recordemos las historias de la música, mientras oímos las canciones más recordadas de todos los tiempos. Hasta entonces.
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