La editorial Páginas de Espuma reúne la narrativa breve de una de las autoras chilenas más importantes de la actualidad.
El hambre insaciable
Avidez (Páginas de Espuma, 2023), el libro más reciente de Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970) recoge sus cuentos más galardonados, desde relatos escritos en la década del noventa, como “Platos sucios” hasta el más reciente, “Reptil”, creado especialmente para este libro. La mayoría de los lectores que quizá conocen a Meruane por sus novelas y ensayos –que contienen una buena dosis de autoficción– se sorprenderán con estas historias que parecen encadenadas por un mismo aire y que dejan la sensación, la impresión, de haber sido escritas pensando en formar este conjunto. Así esto se haya dado de otra manera –una escritura sostenida a lo largo de las décadas–, las preocupaciones e intereses de la escritora han permanecido vigentes y son explorados con diversas variaciones, produciendo esa ilusión de una escritura reciente del artefacto que se acaba de leer.
Hay varios temas que recorren esta colección: la hermandad entre mujeres, la maternidad, el hambre insaciable, el valor de la propia sangre, la voracidad, el final de la sociedad y el apocalipsis. Muchas historias hacen un viraje hacia la ciencia ficción o el horror, géneros con los que no se suele asociar a Meruane en un principio, como a otras de sus contemporáneas. La chilena es más conocida por novelas como Sangre en el ojo (Eterna Cadencia, 2012; Random House, 2016), ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 2012, y Fruta podrida (Fondo de Cultura Económica, 2007; Eterna Cadencia, 2016), además de ensayos como Viajes virales (Fondo de Cultura Económica, 2012) y la crónica-ensayo Volverse Palestina (Literatura Random House, 2014), merecedora del Premio del Instituto Chileno Árabe de Cultura en 2015.
Los puntos más altos de Avidez –el cual nunca decae ni pierde fuerza– son, en opinión de este servidor, “Tan preciosa su piel”, en donde una familia enfrenta las consecuencias de un encierro prolongado debido a un virus, y la falta de alimento, de carne en particular, se vuelve un problema. “Función triple”, sobre unas trillizas que deben aprender a sobrevivir solas en medio del pequeño universo cerrado de su hogar tras la ausencia de la madre, en un mundo que se intuye ha colapsado fuera de las fronteras de la vivienda, y en donde se trata una vez más el tema de la supervivencia de los más pequeños cuando llega el fin y no hay padres para guiarlos y solo les queda recurrir a sus instintos más básicos y animales. “Doble de cuerpo” es un cuento que posee elementos que podríamos considerar dentro del body horror, que narra la historia de un experimento realizado a unas siamesas unidas por la cadera y que podría haber sido/ser adaptado al cine por David Cronenberg, y en donde se evidencia otro mundo transformado –en este caso por la tecnología– y la modificación del cuerpo por la obsesión, los celos, el amor y la locura. “Reptil” es quizá el mejor cuento o dentro del top tres de los mejores entre los trece relatos que componen esta colección, uno muy corto que destaca por su estructura y la manera como avanza: párrafos breves separados por un espacio, certeros y brutales, evolucionando sin dar respiro hasta su conclusión devastadora. De nuevo el cuerpo es protagonista, el hambre, la diferencia que obliga a seguir el instinto animal, el fracaso implícito en tratar de encajar modificando lo que se es y no se dejará de ser nunca, y cómo prevalece la satisfacción del deseo.
“Hojas de afeitar” obtuvo el segundo lugar en el Concurso de Cuentos Eróticos de la revista chilena Caras en 2006 y trata sobre la hermandad entre adolescentes y la obligación de modificar el género, así sea de manera superficial, para ser reconocido y escuchado. “Hambre de perra” es un cuento fuerte y demoledor basado en una tragedia ocurrida en Nueva York en los años setenta y que la autora ficcionalizó en 2009 para Nuestra américa. “Ay”, escrito en segunda persona y basado en una nota de crónica roja de los noventa, es doloroso y narra la modificación corporal en este caso producto de la corrupción de la muerte.
Avidez es el tipo de libro que una vez abierto no se suelta y que va a satisfacer por igual a lectores asiduos a la prosa de Meruane y a nuevos y jóvenes amantes de la narrativa breve que la estarán descubriendo con esta obra, y que querrán salir a buscar sus libros anteriores y estarán pendientes de sus próximas publicaciones.
Meruane es autora, además de los mencionados, de Las infantas (Planeta, 1998; Eterna Cadencia 2010), Póstuma (Planeta, 2000) y Sistema nervioso (Eterna Cadencia y Random House, 2018), entre otros.
Las obras de Páginas de Espuma son distribuidas en Colombia por Plaza & Janés Editores y se encuentran disponibles en las principales librerías y en su web.
*Foto Lina Meruane © Isabel Wagemann.