Todos somos cómplices del caballero ladrón

Reseña de Arsène Lupin de Maurice Leblanc

En Arsène Lupin, caballero ladrón de Maurice Leblanc, el lector asistirá a un panorama narrativo provocador, lúdico y exuberante de genialidad. Una edición de lujo de Panamericana Editorial traducida por Juan Fernando Merino. 


Por Mauricio Palomo Riaño. Profesor de literatura y escritor


En Arsène Lupin, caballero ladrón de Maurice Leblanc, el lector asistirá a un panorama narrativo provocador, lúdico y exuberante de genialidad. Esta nueva publicación de Panamericana Editorial se trata de una serie de juegos del lenguaje desde sus contenidos y desde sus formas; el lector habitará en la ambigüedad de si se trata de una novela por capítulos o una serie de relatos en estructura de trenza que se encuentran en el amor. Es genial por donde se quiera mirarlo, y el contenido complementa la estrategia de Leblanc, porque esta magnífica apuesta del género negro está situada en la orilla contraria, la del delincuente, y no cualquiera, sino uno que se precia de ser de los más fascinantes caballeros.

Estas génesis que un día emergen y que hacen de un personaje literario una vida absolutamente real se manifiestan verosímiles, porque nos conducen al otro lado de la institucionalidad. Esta es la acera contraria a la de Sherlock Holmes. Es el lugar de enunciación del bandido. Y, sin embargo, Arsène Lupin es la creación de un artista; un ladrón exquisito, una finura. La descripción del personaje es absoluta, configurado desde lo ontológico, lo físico, desde sus maneras, sus hábitos, desde sus antecedentes, incluso, hasta desde su propia infancia donde la vocación por el robo fue una certeza. Eso lo hace más deslumbrante.

Todo el manejo de las circunstancias, de las situaciones que se presentan en la obra del francés hacen de Lupin antes que ladrón, un hombre de una exquisitez y de una caballerosidad inigualables, estando al mismo tiempo al frente de uno de los reyes de las artimañas, los métodos y los disfraces.

Llaman la atención, asimismo, las constantes analogías con los referentes esenciales del maravilloso género negro que siempre están presentes. Por fortuna, para la Policía la delincuencia allá afuera carece de Arsènes Lupin. Ejemplo de esto es el relato alusivo al inicio de la vocación de Arsène, entre pupitres, libros y útiles escolares. Los policías no comprenden eso, hasta en el colegio se pasaron por alto las clases de romanticismo, por eso su mecánica, su predecibilidad, su mansedumbre y su carencia intelectual.

El trabajo con los juegos de la narración es genial, Leblanc genera datos que parecen contribuir a las descripciones, pero lo cierto es que son datos que arrojan luces sobre las tramas. El estilo de narrar de Leblanc denota oficio, vincula todos los elementos en conexión con otras cosas para después poder hilar desde todo eso los desenlaces, es un maestro del detalle. El género negro sí que necesita de ello. 

Un caballero ladrón ha de ser siempre un hombre inteligente. Arsène Lupin lo prueba en todos los casos presentados en este libro. Es, además, espléndido, astuto y encantador. Cuando está en aprietos hasta el lector añora su fuga, su salvación, el que salga airoso. Leblanc cumple bien el papel de la persuasión como escritor, nos pone del lado del delito, aun a sabiendas de que reconocemos que está mal el practicarlo.


Reseña de Arsène Lupin de Maurice Leblanc
Reseña de Arsène Lupin de Maurice Leblanc

Lupin me recuerda una suerte de Papillon, evadiéndose de cuanto obstáculo le pone la norma, pero no cualquier evasión, sino la del estilo, el talento, la clase y la idea prolífica que siempre anida en este distinguido personaje. Tremendo el dominio de Leblanc para hacer creer lo que el lector pareciera no creer. El juego del engaño de las voces narrativas, el cómo enloquece a Ganimard, el inspector de policía. Nadie lo habría hecho con Dupin o Holmes, por eso aquí el genial es el de la otra orilla; Arsène Lupin, quien ostenta varias identidades dentro de los casos que aquí se proponen, entre las que se encuentran importantes celebridades y personalidades del mundillo cultural, intelectual y artístico. Este sujeto tiene la inmensa capacidad de mimetizarse, es de una pericia evidente, un hombre de una sapiencia y de una observación de la realidad superlativas. Sus nexos con la prensa oficial donde parece tener una complicidad, porque aparecen en el periódico la solución de ciertos casos, pero generada por el mismo Lupin, lo convierten en una bella paradoja, el mejor aliado de la Policía para resolver misterios de robos ajenos a los que propicia.

Sherlock Holmes se nombra varias veces y en un relato incluso aparece tal personaje con cambios ligeros en su nombre, pero que obedece a este personaje icónico de Sir Arthur Conan Doyle, en quien Leblanc ve, sin duda, una influencia capital para su obra.

Lupin nos pone a caminar por los senderos que no son seguros. Salimos de la obra sabiendo las veces que fue engañado, las que se le adelantaron en el robo y todos los métodos con los que sí pudo efectuar los delitos de los que salió airoso, toda una radiografía real de un personaje que es verosímil y que pudiera pensarse que está entre nosotros. Para Ganimard, Arsène es una sombra permanente que aparece en todo lado, es la alusión a la intranquilidad para el detective.

El amor siempre de fondo, sin embargo, como el reproche, ese es el valor que Leblanc le da al lector. Nely reprocha el trabajo de Lupin y con esto condensa la normatividad desde el afecto, el libro empieza y termina de manera romántica.

La estrategia narrativa es magistral, por pasajes el narrador resulta siendo el mismo Lupin, y esa voz narrativa en primera persona va logrando paulatinamente enganchar al lector, los trucos del oficio narrativo se aprecian en el escritor francés, pone en praxis al servicio del lector unos recursos en la escritura que no pasan por la mera linealidad.

Hay juego aquí, lector, debes mantenerte activo. No solo te están contando una historia, te están obligando a participar en ella como cómplice. Sí, desde la comodidad de tu sofá donde lees este libro te encontrarás en un parpadeo a bordo de un tren atravesando el Sena, siendo el secuaz del caballero ladrón, y tu yo lector habrá llegado a su fin.


Portada del libro Arsène Lupin de Maurice Leblanc
Portada del libro Arsène Lupin de Maurice Leblanc