No. 7.030, Bogotá, Viernes 10 de Abril del 2015
Sobre De artes y oficios, de Mary Luz Giraldo
Por: Pablo Di Marco/ Especial para Libros & Letras/ Buenos Aires/ Argentina
La mente funciona de un modo extraño: mientras leía los últimos versos de De artes y oficios, recordé las primeras páginas de La insoportable levedad del ser. En ellas, Kundera cita a Parménides y su teoría de que el mundo se divide entre principios contradictorios: la luz y la sombra, lo sutil y lo tosco, el calor y el frío, el ser y el no ser.
Cerré el libro de Giraldo y me quedé ensimismado un buen rato, preguntándome por qué mi mente había hecho tal asociación. No tardé en intuir una respuesta: a través de sus poemas, la autora había logrado unir dos principios muchas veces contradictorios: la profundidad y la sencillez. ¿Por qué contradictorios? Porque, por desgracia —y esto vale tanto para la vida como para el arte—, lo profundo suele ir de la mano de cierta dosis de altanería y pomposidad que poco ayudan a tender puentes con el otro; y a la sencillez se la confunde a menudo con lo ligero, lo trivial, lo prescindible.
El logro de Mary Luz Giraldo no se remite al medio centenar de poemas que componen De artes y oficios: buena parte de su obra poética y de su pensamiento crítico transitan en equilibrio perfecto entre esos dos polos de difícil conjugación. En ese espíritu, reabrí el libro para repasar una estrofa que me había conmovido especialmente:
Acaricio cada instante
lo saboreo
lo guardo en la memoria
como quien envuelve migas de pan
para la última noche de invierno.
Y allí estaba: lo profundo y lo sencillo resumidos en un puñado de versos. ¿Cómo logran estos poemas unir con tanta naturalidad los extremos de un mismo lazo? ¿Cuál es el secreto detrás de la alquimia? Creo que, como les sucede a los grandes poetas, ni siquiera Mary Luz lo sabe. A fin de cuentas suele haber mucho de inconsciencia en la inspiración del artista, al punto de que a menudo es él mismo su primer espectador.
Pero podría arriesgar que no bastan el talento y el trabajo para escribir un libro como De artes y oficios. Hace falta algo más. Apostaría a que sus poemas son también resultado y consecuencia de una vida vivida a pleno, con el cuerpo entero de cara a las dichas… pero también a esos golpes que pretenden quebrarnos y derrumbarnos.
Con su sabia poesía, basada en una experiencia vital reveladora, Luz Mary Giraldo alcanza la aspiración de todo artista auténtico: rozar, alcanzar y al fin abrazar la belleza.